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The Imitation Game

El año 2014 será recordado por todos los aficionados a las bandas sonoras como el año de Alexandre Desplat. El compositor galo, a diferencia de otros años donde compaginaba Hollywood con pequeñas producciones Francesas,  ha trabajado en cinco proyectos de envergadura. Aunque por supuesto todos esperábamos buenas partituras, finalmente superó las expectativas de los más optimistas.

The Imitation Game (2014)
Compositor: Alexandre Desplat
Año: 2014
Lo mejor:Desplat vuelve a regalarnos un gran trabajo en 2014 que hará las delicias de los aficionados al compositor por su agradable escucha aislada
Lo peor: La linealidad y simpleza en el uso del tema principal en la película, además del poco tiempo que tuvo el compositor para trabajar, hace que podamos pensar que podía ser mejor de lo que fue NUESTRA NOTA

En el caso que nos encontramos, Desplat sustituyó a Clint Mansell para poner música a The Imitation Game, hecho por el cual sólo tuvo tres semanas para completar su trabajo. El compositor pone música a la vida de Alan Turing (Benedict Cumberbatch) en esta película dirigida por Morten Tyldum con libreto de Graham Moore, que nos cuenta la proeza que llevó a cabo el famoso matemático para  descifrar los códigos secretos generados por los Nazis con la máquina Enigma. Sin embargo, el gobierno del momento maltrató la figura de un héroe fundamental delegándola al olvido tras ser acusado y juzgado por el hecho de ser homosexual.

La película, pues, sirve como homenaje al matemático y padre de la informática moderna e intenta hacer justicia recuperando la vida de este gran personaje del siglo XX y dándolo a conocer en el ámbito más popular. Desgraciadamente, la película naufraga en ciertos fragmentos debido a la gran cantidad de tópicos utilizados en la misma, una puesta en escena bastante plana, y unos personajes y situaciones que hemos visto en decenas de películas anteriormente.

Las frases bonitas que se repiten para dar “coherencia” al conjunto, las oportunistas tomas de mutilados por la guerra vistos desde la ventana para mostrarnos la dureza de la misma, los giros argumentales facilones que nos hacen plantearnos si de verdad todo vale en el cine contemporáneo, o el hecho de que ya esté un poco cansado de ese tipo de películas hechas para gustar a todo el mundo, han propiciado que no haya podido disfrutar de una película que podría haber sido infinitamente mejor.

Sin embargo, gracias a que el cine nos sigue dando alegrías y sorpresas, ha habido este año otra película en la que colabora Desplat que hace las delicias del cinéfilo medio que sigue buscando arte en este oficio, The Grand Budapest Hotel, que con justicia se ha alzado con el Oscar a mejor banda sonora, un fantástico trabajo reseñado por mi compañero Ruben.

A la hora de afrontar el reto de contar una historia en el cine se debe tener claro cuál es el tema principal que va a dar sentido a la película. Muchos cineastas, a la hora de contar una historia contextualizada en la Segunda Guerra Mundial, habrían otorgado tanta importancia al propio conflicto bélico como a la historia del protagonista, que en este caso no se encuentra cerca del campo de batalla. Desplat, como buen cineasta, no cae en la trampa y nos cuenta la historia de Alan Turing desde dentro, desde su forma de pensar y sus sentimientos, haciéndonos más partícipes de la historia y ayudándonos a empatizar con el protagonista.

La música de la película

Nos encontramos ante un trabajo serio aunque sencillo estructuralmente hablando, con un notable tema principal, interesantes y significativos temas centrales, y que garantiza una más que entretenida escucha aislada. Sin embargo se podría decir que estamos ante una de las peores bandas sonoras escritas por el compositor francés durante el año 2014, algo que debe ser entendido más como un cumplido que como una crítica debido al grandísimo año que nos ha regalado.

Estructuralmente, la banda sonora se nutre de cuatro ideas musicales principales que representan los estados de ánimo de Alan Turing y su forma de pensar. Un marcado tema principal repetido en los momentos más determinantes de la película; un motivo central dedicado al protagonista antes y durante la guerra, y extendido en toda su esencia (tema) a su historia de amor —siendo éste el que más variaciones conoce a lo largo de la partitura—; un segundo tema central dedicado de nuevo al protagonista, en este caso más afligido y nostálgico que sirve para acompañar sus años tras la guerra; y un motivo recurrente interpretado por el piano, que aporta colorido y que complementa la mayoría de las veces al tema central al que acabamos de hacer referencia.

Aparte, encontramos temas secundarios o ideas dedicados a personajes adicionales, y temas que pretenden acrecentar la tensión y dramatismo de ciertas escenas asociadas temáticamente a la guerra y sus consecuencias.

Pero aunque anteriormente dijera que se trata de una banda sonora sencilla —sobre todo en comparación a otros trabajos suyos de este mismo año—, hay numerosos aspectos narrativos que valorar en esta partitura. Desplat completó el trabajo que se le encomendó en tres cortas semanas. Muchos compositores en ese reducido periodo de tiempo habrían hecho un pastiche formalmente impecable pero carente de intenciones. Sin embargo la sorpresa es mayor cuando vemos que el francés no pierde el ritmo y nos ofrece un trabajo muy disfrutable aunque, eso sí, incompleto y mejorable.

Temáticamente, empezaremos desgranando los temas centrales y secundarios que nos ayudarán a comprender en su totalidad el tema principal.

El color de la película

Un motivo rítmico y recurrente para piano marca el carácter de la película. El funcionamiento de la mente de Alan, puramente matemático, queda representado de esta forma como también se ha hecho anteriormente en numerosas películas hollywoodienses que trataban temas con un trasfondo similar. No se puede decir que nos encontremos ante una idea especialmente original, aunque podríamos valorarla como la mejor de las opciones para representar la mente de un matemático. Un claro ejemplo del uso de este tema lo podemos encontrar en el corte Alan, que sirve como tema inicial de la película.

Sin embargo Desplat no se queda ahí, y extiende y expande este significado. A medida que el protagonista cuenta la historia en voz en off, vemos los pormenores de la guerra y el funcionamiento de los estamentos internos del gobierno que luchaban desde la sombra. Desde el principio se nos presenta este hecho como un juego (el propio Turing lo plantea así), como un interminable rompecabezas con numerosas partes implicadas que pretenden luchar y vencer a la famosa máquina “Enigma”. Se establece pues una relación entre un “juego” que solucionar, y la propia guerra. De esta forma, la música nos acerca a la guerra a través de motivos rítmicos y percusivos, acompañados por el piano unas veces y liderados por el mismo en otras, y aderezados de forma puntual por la sección de cuerdas que aporta un sentido dramático cada vez que es necesario (U-Boats).

Esta idea libera a la película de la carga melodramática que casi toda película de guerra propone desde un inicio, proponiendo al espectador centrarse más en la historia de Turing que en el contexto social que, aunque fundamental en el guion, no debe distraernos del propósito de la película que no es otro que contarnos la trágica historia del protagonista —y no de la guerra en este caso—.

Un claro ejemplo de lo que acabamos de exponer se ve en el fantástico y rítmico corte Crosswords, donde la tensión de la guerra y sus destructivas consecuencias son acompañadas por un tema que resta dramatismo y aporta dinamismo, acercándonos a la concepción que de la guerra tiene el propio protagonista —en este caso un rompecabezas que desgranar y solucionar—. El corte es especialmente llamativo y, por qué no decirlo, delicioso a partir del minuto 1:37, donde Desplat se disfraza del mejor Richard Robbins y nos ofrece un pasaje de gran belleza orquestal.

Temas dedicados al protagonista

Una vez planteada musicalmente la “forma en la que la mente de Turing funciona —matemáticas—”, Desplat ofrece dos temas centrales que definen su estado de ánimo. El primero de ellos aparece nada más iniciarse la película (Alan) acompañado del motivo rítmico y recurrente para piano (casi siempre aparecen emparejados ambos temas). Nos adentramos en la última etapa de la vida de Alan Turing que queda representada por este tema lamentativo. Lo podemos escuchar también en cortes como Alone with numbers interpretado por un solo de piano que aporta intimismo y representa la soledad de Turing, dando paso al tema matemático; o The Apple con una bellísima interpretación por parte del clarinete.

El segundo tema, de mayor calado emocional, está dedicado a Turing antes y durante la guerra. El uso del tema es realmente interesante, ya que primero se esboza como un doble (a veces triple) motivo de cuatro notas cada uno, pero que permanece incompleto. No es hasta que aparece Christopher —el primer amor de Alan— cuando el motivo evoluciona y se convierte en tema.

El protagonista se siente completo cada vez que está acompañado de su mejor amigo, y Desplat nos lo hace saber a través de la música. En Carrots and peas escuchamos inicialmente el motivo interpretado por la sección de cuerdas. Representa al joven Alan —al igual que seguirá haciéndolo cada vez que aparezca solo—, pero es cuando entra en escena Christopher cuando el motivo explota y se transforma, y el nuevo tema de amor aporta sentido y belleza a la anteriormente solitaria vida del, en este caso, adolescente Turing. Lo podemos escuchar en todo su esplendor en temas como Christopher is Dead y Farewell to Christopher a través de bellos solos para piano.

Algo también interesante en relación a este tema es su uso tras la desaparición de Christopher. El tema vuelve a simplificarse y se convierte en motivo. La vida de Alan no está completa de nuevo. Sin embargo volverá a hacer aparición en todo su esplendor —es decir, como tema— más adelante, cuando Turing consigue dar fruto a sus esfuerzos y dota de “vida” a la máquina anti-enigma a la que ha bautizó con el nombre de su amigo. La música nos hace saber que en la mente del protagonista se ha devuelto la vida a Christopher y Alan por fin vuelve a sentirse completado y ya nunca se sentirá solo.

Tema principal

Nos encontramos ante un tema que, tal y como está concebido, aporta y resta al guion musical. Cuando digo que la partitura se puede definir como incompleta y mejorable me refiero a uno de los puntos más importantes de la partitura: su tema principal.

Aparentemente el tema se puede asociar a numerosas ideas del guion —protagonista, entorno, contexto, etc— aunque realmente no es así. O al menos en parte. El tema representa la idea fundamental de la película. La figura pública de Alan Turing ha sido menospreciada durante casi 60 años y hoy merece ser reconocida. Fue artífice fundamental del final de la guerra, algo que queda representado en las notas del compositor. Más que al protagonista o a su entorno, el tema principal representa la hazaña que se está llevando a cabo.

Se encuentra dividido en dos partes o subtemas fundamentales; el primero, decididamente amable y contenido, representa la heroicidad interna del protagonista que lo lleva a realizar un acto irrepetible. Hay un rompecabezas-juego, llamémosle guerra, que hay que solucionar cuanto antes, y su incansable fe en las matemáticas y el recuerdo de un amor imborrable le ayudarán a conseguirlo. El segundo subtema, más dramático y amargo, nos muestra que toda heroicidad tiene un alto precio que pagar.

La primera vez que se nos muestra el tema vemos cómo Alan se dirige en tren hacia un nuevo destino, que en este caso supondrá trabajar para el gobierno. Cuando el protagonista llega a la puerta de entrada Desplat enturbia la música anticipándonos que, aunque heroico y dramático (acabamos de escuchar el tema viendo a su vez imágenes de la guerra), los acontecimiento a partir de ese momento, y en relación al gobierno, serán turbios para Alan Turing.

La segunda vez que es usado corresponde con la escena en la que Turing empieza a estudiar e idear la máquina que cambiará el destino de la guerra. La obsesión y el trabajo, el recuerdo y el anhelo nos acercan cada vez más a la consecución de una gesta sin precedentes.

El tema engloba la mayor parte de los aspectos de la partitura: el motivo recurrente para piano que representa la mente matemática del personaje, el motivo que representa a Turing antes y durante la guerra, y el tema que lo representa durante los últimos años de su vida se funden en uno acompañando al que acabamos de establecer como tema principal —el de la hazaña heroica—, y que se fundamenta en torno al protagonista.

Sin embargo, y aquí está el aspecto más negativo del guion musical, nos encontramos ante un tema estático en su uso a lo largo de la banda sonora. La primera vez que lo escuchamos es prácticamente igual a la segunda, tercera, etc. Y así hasta llegar hasta el epílogo, donde se rinde tributo al famoso matemático. El tema que representa la heroicidad, el mito, no experimenta evolución significativa, como sí hace en el guion literario. Esto convierte una partitura temáticamente interesante en una música de cine demasiado sencilla en su aplicación a la película. Algo que no tiene por qué ser considerado sustancialmente malo, pero que nos hace preguntarnos cómo habría sido la estructura narrativa si Desplat hubiera podido gozar de un par de semanas más de trabajo. Probablemente mucho más completa e interesante.

Se puede escuchar en cortes del disco como The Imitation Game, Mission, Running, A Different Equation y Alan Turing’s Legacy.

Temas secundarios

Sin embargo la partitura se complementa con una serie de temas secundarios que aportan solidez al conjunto y que terminan por convertirlo en un trabajo notable en su uso en la película y muy atractivo en su escucha aislada.

En primer lugar encontramos un bloque temático ambiental que aporta tensión y dramatismo, y que se asocia a los ritmos repetitivos que representan la idea de juego=guerra. Cada escena que explica el contexto queda complementada con estos temas de base minimalista y en ocasiones obsesivos (Enigma, U-Boats, The Machine Christopher).

También es destacable la idea musical asociada al personaje de Joan (Kiera Knightly) y el optimismo que este personaje aporta. Se trata de pasajes sencillos, inocentes y alegres —siempre asociados a la idea de juego— que representan el estado de ánimo del protagonista cada vez que se encuentra con su nueva compañera de aventuras (Night Research, Joan). Al igual que ha pasado anteriormente, la música no se sale de la mente de Alan, siendo esta la representación abstracta del filtro a través del cual el protagonista ve y afronta la vida.

A partir de cierto punto de la película, Alan tiene que “convertirse” en espía. Todo el optimismo ganado durante los últimos meses de su vida se enturbia debido a este hecho. Desplat nos ofrece en este caso un nuevo tema ambiental, de nuevo circular y recurrente, interpretado principalmente por la sección de cuerdas y complementado por un sencillo tema a piano que podemos escuchar en Becoming a Spy en la edición discográfica. En este tramo de la película el tema del espionaje gana la partida al de las matemáticas. Alan empieza a no ser el mismo, su vida empieza a derrumbarse de nuevo cuando tiene que apartar a Joan de su lado. Es en este momento cuando aparece por primera vez durante la guerra el tema de los últimos años de Turing.

Por último el compositor expone un último tema para el final de la guerra que puede ser escuchado en End of War. Se trata de un tema triste y melancólico que se contrapone a la feliz idea del final de un periodo tan dramático para la sociedad como puede ser una guerra. Más bien representa pues el final del trabajo, la conclusión de una etapa y la separación de los caminos que hasta este momento han unido a los personajes.

Conclusión

Nos encontramos pues ante un trabajo sencillo en sus pretensiones, aunque notable en sus formas donde, como es habitual en el compositor, podemos disfrutar de una orquestación variada que hará las delicias de sus admiradores. Como hemos comentado anteriormente estamos seguros de que si Desplat hubiera podido dedicarle más tiempo a la partitura nos encontraríamos ante un trabajo más completo e interesante, aunque, para ser sinceros, quizás no sea demasiado justo pedir más a uno de los compositores que ha devuelto la buena música y el buen hacer a una profesión cada vez más caracterizada por la falta de ganas e ideas.

Listado de Temas

01. The Imitation Game (2:37)
02. Enigma (2:50)
03. Alan (2:57)
04. U-Boats (2:12)
05. Carrots and Peas (2:19)
06. Mission (1:36)
07. Crosswords (2:52)
08. Night Research (1:39)
09. Joan (1:45)
10. Alone with Numbers (2:58)
11. The Machine Christopher (1:57)
12. Running (3:01)
13. The Headmaster (2:27)
14. Decrypting (2:01)
15. A Different Equation (2:54)
16. Becoming a Spy (4:08)
17. The Apple (2:20)
18. Farewell to Christopher (2:41)
19. End of War (2:07)
20. Because of You (1:36)
21. Alan Turing’s Legacy (1:56)
Duración total: 50:53
Compositor:Alexandre Desplat
Sello: Sony Classical
Formato: CD y Descarga Digital
Fecha de publicación: 24 de Noviembre 2014
Premios: Nominada al Oscar y al Globo de Oro 2015
Sitio Oficial: Sony Classical