Análisis
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No sé como explicarlo… pero voy a intentar hacerlo. Hay muchas veces que uno ve ciertas películas sin ninguna expectativa, o con las expectativas bajas… o como es mi caso, porque el score es de Thomas Newman. Siendo el plus el compositor, y el reparto, para que negarlo, la historia te la imaginas; la génesis del clásico de Disney Mary Poppins (1964), película que servidor vio y disfrutó de crío, pero que, siendo sinceros, no he vuelto a ver jamás, y no porque me parezce aburrida o infantil a mi edad (para nada), sino porque simplemente he elegido otros caminos, aunque en algún momento Mary y yo podamos volver a cruzarnos.


Saving Mr. Banks (2013)

Compositor: Thomas Newman
Año: 2013
Cómprala: Si eres fan de la buena música de cine, de la música trabajada y de Thomas Newman.
No la compres: Si no eres fan de Thomas Newman, te vas a encontrar más de lo mismo.
NUESTRA NOTA

Aún en esas, puesto que decidí encargarme de esta reseña, me aproximé a Saving Mr. Banks (Al encuentro de Mr. Banks, 2o13) con el mínimo argumental; las desavenencias entre escritora la P.L. Travers y el magnate de la industria cinematográfica Walt Disney (conste en acta que aunque me gusta Disney, siempre fui más de Warner) por el rodaje de Mary Poppins. Así que, no esperando nada, me lancé a la película de lleno, a ver que me encontraba, esperando algo correcto y bien facturado.

Conforme avanza la película, algo comenzó a suceder, y es que la aparente linealidad o sencillez fue dando lugar a algo más complejo, pero igual de nítido; un puzzle más enrevesado, lleno de referencias de todo tipo donde destacan el sufrimiento de la protagonista, pero no de una manera forzada, sino de forma natural, y eso, personalmente, lo aplaudo. Me han llegado al corazón de una forma sincera.

Quizás no sea Saving Mr. Banks una obra maestra (ni lo pretendía), ni tan siquiera una de las mejores películas de los últimos años (dejemos pasar un poco el tiempo para etiquetarla, pero para mí es una película que ya me ha ganado), pero tiene algo, algo que no he visto en casi todo el cine del año pasado. Tiene alma, tiene espíritu. Tiene sentimientos puros, tiene cosas con las que uno puede identificarse más o menos, pero nos habla con el corazón.

Y dicho ésto, … Let’s Go Fly a Kite!

Saving Mr. Banks (aka El Arte de  la Negación como Estilo de Vida)

La película comienza en el preciso instante en que, tras casi dos décadas de duras negociaciones y fallidas tentativas, Walt Disney (un genial Tom Hanks, caracterizado fantásticamente tanto en gestos como físicamente) consigue que la huraña señorita P.L. Travers dé su brazo a torcer (una Emma Thompson que está de Oscar, sinceramente), aunque las necesidades económicas ayuden y mucho a hacerla cambiar de parecer, con lo que decide trasladarse a Los Ángeles para trabajar sobre un guión que dé luz verde a una película basada en su libro de Mary Poppins, sujeta a constante aprobación por la escritora, quien podrá decidir en todo momento sobre cualquier aspecto relacionado con la película.

Disney accede, y reune a Mrs. Travers con el equipo de rodaje, conformado por los hermanos Sherman, quienes compusieron el score y las letras de la película (dos excelentes Jason Schwartzman y B.J. Novak) y el guionista Don DaGradi (el siempre genial Bradley Whitford, el inolvidable Josh Lyman de The West Wing), quienes sufrirán todo tipo de tormentos y exabruptos varios surgidos de la escritora, quien no parece estar de acuerdo con nada, especialmente con la visión positiva y poco realista de su Mary Poppins.

Pero poco a poco el pasado de Travers irá revelando una infancia marcada por un padre problemático, un soñador que se da cabezazos con la realidad, y a la que sobrevive gracias al alcohol, lo que le cuesta perder trabajos y problemas con su familia, especialmente con su mujer.

Ésta amargura hace que la coraza de Mrs. Travers permanezca impertérrita ante el despliegue optimista del equipo de rodaje, pero poco a poco las defensas irán mermándose, y la realidad, el pasado y el mito irán configurando un interesante puzzle que nos permitirá entender a la escritora y encontrar a la misma un punto de redención, un lugar donde conciliar su pasado, especialmente lo relacionado su padre, Travers Goff (un buen Colin Farrell), cuyo reflejo ficticio no es otro que el señor Banks de su novela, y cuya redención en pantalla ayudará a Mrs.  Travers a salir adelante.

Es interesante, y mucho, la construcción del guión; no estamos ante la típicia historia lineal al uso. Nos encontramos con mucha psicología, y no precisamente barata (la conversación de Disney y Travers en Londres en el tramo final es brillante, donde se nos desvela que la infancia del famoso magnate tampoco fue un cmapo de rosas), nos encontramos con excelentes detalles cinematográficos no forzados y naturales, como el odio de Mrs. Travers con las peras, que encuentra su explicación en la escena del fallecimiento del padre, o el magnífico número musical del banco, donde los Sherman ofrecen una brillante pieza que el director John Lee Hancock combina magistralmente con el discurso de un Travers Goff borracho, un recuerdo de Mrs. Travers que se ve reflejado en el libro.

El libro es el refugio de la infancia de Mrs. Travers, donde Mary Poppins ofrecía una solución y redención a su familia, todo lo contrario de lo que sucedió en la vida real, triste, cruel y trágico. Y esa infancia perdida la evita conectar con el mundo real y enfocar el día a día con el optimismo, encontrando como única vía de escape la genial relación con su chófer Ralph, interpretado por el siempre brillante Paul Giamatti.

Se podría hacer una tesina sobre todos los detalles del guión, donde se juega en todo momento con tres líneas temporales: la real (1961), el pasado de Mrs. Travers y la novela (una revisión del pasado de la escritora pero con un final feliz y redentor). Los flashbacks de la escritora se superponen sobre los números musicales o las conversaciones sobre la película, y todo ello ayuda a comprender la conducta huraña y errática de la escritora. Además, añadiría que amo las películas que hablan del cine dentro del cine, es un subgénero que suele apasionarme, y este es uno de esos casos.

Mención especial para el genial número Let’s Go Fly a Kite, donde finalmente Mrs. Travers baja la guardia y se deja llevar, llena de optimismo y vitalidad, el verdadero punto de inflexión, que aún precisará de la intervención de Disney para salvar la película.

Al Encuentro del Señor Banks, finalmente, no deja de ser eso; una película sobre los buenos sentimientos, sobre la búsqueda de la felicidad y la redención. Todos necesitamos ser salvados en algún momento, y la escritora finalmente lo consigue, como su señor Banks, y encuentra, en cierto modo, una forma de rendir tributo a su padre, aún con todos sus problemas.

Hacía tiempo que una película tan positiva no contaba algo tan sencillo y tan complejo a la vez de una forma tan natural y transparente. Por favor, más guiones así.

Al Encuentro de Mr. Newman

Todo lo que se pueda decir de Thomas Newman es poco. O mejor dicho, todo lo que yo pueda decir de Thomas Newman es poco. Hay compositores cuya pasión solo se puede explicar de manera sentimental, que te agarran de una forma que solo puede ser explicada a otras personas que sufren el mismo mal.

Recuerdo mi primer CD de Thomas Newman, editado por Varese, el score de The Linguini Incident. Aquel score me atrapó, y en una época de jvuentud donde uno no paraba de escuchar las típicas cosas (Goldsmith, Horner, Williams, Barry, Jarre…), y especialmente la aventura, épica, fantástico o terror, escuchar algo como The Linguini Incident estaba en las antípodas, pudiendo resultar bastante duro.

Pero no… ahi estaba yo con mi primer CD de Thomas Newman, ensimismado y atontado, donde el corte de Havanera me envolvía y mecía, una maravilla. Fue en ese momento, con ese corte (y buceando en mi subconsciente, con Blade Runner también) donde nació el concepto musical de música contemplativa; es decir, música que te relajaba y desconectaba, llevándote a otros lugares fuera del mundo real, a otros sitios, reales o ficticios, exóticos o rutinarios.

The Shawshank Redemption, por otro lado, fue el trabajo que terminó de fijar mi pasión-obsesión por el estilo de Thomas Newman (la película, Cadena Perpetua, es además una de las mejores que he visto en mi vida). Cuando salí del cine obró el milagro, y una química definitiva se lio entre la música de Thomas Newman y yo, hasta el punto de comenzar a coleccionar todo lo que iba poniendo a tiro, y disfrutando de posteriores y maravillosos trabajos como The Green Mile, Meet Joe Black, The Horse Whisper, Finding Nemo, American Beauty, Road to Perdition, Wall-E o la reciente Skyfall (quizás no una de sus mejores obras, pero perfectament engrasada y disfrutable).

Así que cuando Saving Mr. Banks fue asignada a Thomas Newman no lo pude evitar; una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en mi rostro. Un Score más a coleccionar y disfrutar. Y así ha sido.

Un Thomas Newman íntimo y trascendental

Thomas Newman tiene lo que muchos denominan un estilo personalísimo, y ya yendo al lío, uno que ha generado adeptos y tendencias. No son pocas las composiciones televisivas o cinematográficas que tienen como referente el estilo musical del compositor; percusiones rítmicas, instrumentación exótica (sin chirriar, solo de aderezo o adorno), un estilo minimalista que destila belleza y te envuelve suavemente, melodías aparentemente fragmentadas que encuentran un desarrollo musical posterior, generalmente con magníficos codas finales, y un mimo exquisito por el ajuste musical en pantalla.

Vamos, un compositor en toda regla. Te podrá gustar o no su estilo (de ahi lo de personalísimo), pero lo que está claro es que Thomas es de los pocos compositores a la vieja usanza que nos quedan. Para mi, un poeta musical capaz de pintar bellos lienzos musicales, tanto urbanos como rurales, de describir musicalmente lo que muchas veces el guión o los actores son incapaces, de inbuirse en el detalle para emerger a la superficie con la emoción que la película necesita.

Es un narrador musical excelente, ajustándose siempre a las necesidades de la película, y jamás sin renunciar a su estilo, sin prostituirse ante la industria. Quizás uno de los últimos mohicanos que nos quedan. Y la Academia lo sabe, pues año tras año suele ser carne de cañón para la nominación, pero hoy por hoy, la estatuilla se le resiste. Quizás haste este año… y sino, que más da. Aún tiene tiempo por delante. Pase lo que pase, a mi ya me ha ganado de por vida.

Así que, sea cual sea la decisión final de la Academia, lo que queda claro es que nos encontramos ante un Thomas Newman íntimo y trascendental. Es decir, ese que utiliza su poder melódico para narrarnos la problemática infancia de P.L. Travers, con un estilo íntimo y de repuntes dramáticos contenidos, sin querer resaltar más de lo necesario y sin hacer más sangre en la herida (no es necesario), pero esa intimidad, que viene siempre de la mano de la problemática escritora, se contrapone a lo trascendental, a ese sonido poderoso que destila, por ejemplo, el tema de Walt Disney, pura energía, o la imaginación del padre, Travers Goff, relacionado con alguna de las parte más bonitas y tiernas de la infancia de la escritora, un motivo rítmico y de connotaciones positivas.

Pero pronto se ve apagado este bonito contraste, sustituyéndose toda la ensoñación musical de la infancia por los problemas del padre, retornando al estilo íntimo que trata de superponerse por encima del positivismo de Disney y su equipo de rodaje.

No tiene el trascendentalismo de The Shawshank Redemption o The Green Mile, ni tampoco cae en el drama puro y duro de trabajos como In the Bedroom, pero encuentra un punto intermedio, fresco y desenfadado, sin renunciar a la creación de bloques temáticos, de diferentes lienzos, que ayudan a situar cada cosa en su contexto y que, finalmente, encuentran en su desembocadura final un punto de entendimiento, que comienza con la visita de Disney a Travers en Londres, y con los excelentes y redentores créditos finales.

Marchando un Thomas Newman, por favor. Saving Mr. Banks Soundtrack

Análisis del Score – Bloques Temáticos

Thomas Newman suele funcionar muchas veces con la creación de motivos o blosques temáticos que se ajustan a los personajes y situaciones a lo largo de la película. A veces se le critica por ser simple y repetitivo (como la rítmica Erin Brokovich, casi monotemática, hay que reconocerlo, o In the Bedroom), pero otras veces nos encontramos con brillantes ejercicios temáticos como The Shawshank Redemption y The Green Mile.

Aquí tenemos el Thomas Newman de la segunda línea, quizás unos peldaños por debajo, para que negarlo, de las obras citadas, pero con un score que sabe encontrar su punto como trabajo íntimo, añadiendo notas de color musical propias de la época en la que tiene lugar, incluso tributando la importancia que Mary Poppins tuvo en la industria del cine (la apertura y cierre de la película, con el tema de Chim Chim Cher-ee sonando a piano mientras Travers Goff recita las famosas palabras que todos conocemos es brillante y emotiva, toda una declaración de intenciones).

Conviene destacar, antes de entrar en materia, la riqueza instrumental del score, donde Thomas Newman ha recurrido a toda una amplia variedad de intrumentos, especialmente de viento y cuerda, para crear sonoridades cercanas a la inocencia y recuerdos de la escritora, como el arpa eólica, el soprano vibraphone, la melodica, el EWI, la lira o la dulcémele.

En cuanto a los bloques tamáticos destacar que hay al menos 6 que podríamos esbozar tal como seguirán a continuación, pero será interesante también analizar otros temas, de excelente factura, que funcionan como source music, tanto ajenos al compositor como los que han sido compuestos por el mismo.

Bloque 1- Travers Goff («Nunca Dejes de Soñar)

Es un tema positivo, rítmico, lleno de color y vida, asociado a Travers Goff, un soñador devorado por la vida real que no para de repetirle a su hija que nunca deje de soñar; ama la vida y utiliza su imaginación para hacer frente a la vida, especialmente para divertir a su hija Pamela (la princesa Ginty).

Este motivo tiene una bella melodía, muy rítmica y bonita, donde la agitación musical viene marcada por el piano y la percusión, con principal protagonismo para las cuerdas, en especial los violines, que esbozan y desarrollan este bello tema, con el sello del compositor. El corte Travers Goff es el principal ejemplo, aunque también lo encontramos en motivos como Ginty My Love (una pieza que debería ir al inicio del CD, y no casi al final), y donde Newman introduce la Melodica, una especie de instrumento de viento de lengüetas libres con forma de teclado que hace las veces de acordeón, dándole un toque desenfadado.

Conviene destacar el corte Beverly Hills Hotel (donde la escritora toma su taxi rumbo a los estudios Disney), donde Newman nos ofrece el alegre y ensoñador motivo de su padre, asociado a la escritora, con lo que ambos personajes comparte el mismo vínculo emocional (un Travers Goff afirmando que su hija y él son espíritus libres y errantes y que soñar es lo único que nadie puede quitarles).

Finalmente, podría decirse que ambos personajes comparten ambos motivos, aunque la escritora haya perdido la referencia en el mundo real, el rumbo hacia la felicidad, fruto de no haber podido salvar a su padre. Es un tema que, en su desarrollo, acaba desembocando en el bloque temática tres, asociado a la escritora, sus recuerdos y la esperanza de una redención final (casi podría decirse que son hermanos gemelos, aunque con diferente personalidad).

Bloque 2 – Walt Disney

Es un tema que casi encaja con el Travers Goff, también rítmico y lleno de color, pero que suena más poderoso y cuasi épico, quizás una demostración musical de la importancia y trascendencia del famoso magnate, de su poder en la industria. Sus connotaciones, como en el caso de Travers Goff, son positivas. El corte Mr. Disney es el principal ejemplo.

Este tema enérgico es enunciado por los metales (French Horns) acompañados de la sección de cuerdas y batería a modo de marcha, y como se ha comentado, es el perfecto contraste con el motivo de Travers Goff, dos motivos que acompañan a dos hombres que serán importantes en la vida de la escritora a diferentes niveles, ambos soñadores y vitales.

Walt Disney ofrece este tema de forma breve y contundente en Mr. Disney, aunque recibe mejor tratamiento en The Magic Kingdom, cuando Disney lleva a la escritora a Disneyland con la intención de divertirla y animarla, de quitarle de encima ese mal humor y hacer avanzar la película definitivamente.

Bloque 3 – Pamela Travers (Esperanza)

Hay un tema recurrente, que sirve de coda final a P.L. Travers, y que vendría a ser una bella melodía que sirve de motivo para la escritora y su anclaje emocional con su padre y el libro, cuyo Señor Banks no deja de ser un padre que necesita ser salvado por su personaje principal, Mary Poppins.

Esta bella melodía va encontrando diferentes tratamientos durante el score, emergiendo finalmente en los créditos finales, explosionando de forma contenida pero liberalizadora, donde el compositor recuerre a todo su arsenal melódico e instrumental, asomando la lira, la melodica, el arpa eólica, el EWI o la guitarra preparada (incluso al One-Man Band, el típico hombre orquesta, cercano al minuto dos), otorgándole un toque mágico y rendentor.

Otros ejemplos los encontraríamos en el corte Uncle Albert, donde el arpa éolica y el sonido electrónico del EWI generan un ambiente mágico e inocente, que dan paso a este bello tema enunciado sobre las cuerdas, y donde continuan apareciendo instrumentos que generan esa sensación de inocencia asociada a los recuerdos de la escritora.

Celtic Soul es otro bello y delicado momento, donde el piano, el EWI y la maravillosa sección de cuerda crean un bonito pasaje musical sustentado sobre este motivo para los recuerdos más tiernos de la escritora, o el Westerly Weather (Viento del Este), otro corte de bella factura y aires mágicos y envolventes, para otro recuerdo asociado al padre, donde aparece por primera vez el Soprano Vibraphone, construyendo casi un sonido de caja de música infantil para los recuerdos de la escritora.

Bloque 4 – El Pasado (Los Flashbacks)

Los problemas de la infancia de la escritora reciben un tratamiendo musical dramático, pero no exhacerbado, siempre de forma contenida, muy etéreo y envolvente, sugiriéndolos de una forma sutil, como un elemento narrativo de acompañamiento más que de refuerzo, casi para pasar desapercibidos.

Solo en una ocasión destaca algo más, en la escena del intento de suicidio de la madre de la escritora To My Mother, donde Thomas acentúa ese dramatismo, dotando al corte de un ambiente más dramático e intenso, acelerando el ritmo y utilizando un arpa eólica (instrumento de arpa tocado por el viento) y los acordes de una guitarra preparada para potenciar la sensación de peligro.

En Walking Bus asistimos a la primera disrupción de la realidad de la escritora, donde los verdaderos problemas comienzan a tomar cuerpo, especialmente en el tramo final, donde los Goff se trasladan de domicilio al perder su padre el trabajo, en búsqueda de un nuevo hogar. El Soprano Vibraphone aparece en la parte final acompañado de un bello solo de violín (cortesía de Sid Page) de nuevo con ese sonido de caja de música infantil.

Hay muchos cortes donde los flashbacks son recurrentes, un potente arma de guión que aparece para hacernos encajar las piezas del pasado con la realidad, y explicarnos así la conducta de la escritora y el libro que gestó como respuesta a su infancia.

The Mouse es un breve corte donde la soledad de la escritora encuentra refugio al abrazar a un enorme ratón de Mickey, donde el compositor crea un bonito pasaje musical de corte melancólico (con instrumentos de viento como el arpa eólica y el EWI, o el piano y los violines), Laying Eggs (poniendo huevos) es otro corte que narra la errática conducta del padre, quien grita a su madre (una estupenda Ruth Wilson) cuando ésta le reclama algo de ayuda, o Whiskey, un tema envolvente donde se hace patente la adicción a la bebida del padre, y donde el EWI le da un toque etéreo y ambiental, con el piano marcando el ritmo.

Destacar la parte final del corte Spit Spot!, donde Thomas Newman recurre a otro flashback, utilizando el Soprano Vibraphone, como reclamo de los recuerdos de la infancia de la escritora.

Pero como se ha comentado, todo es hecho de forma sutil, lo que quizás ayude a emocionarnos más con las escenas y a evitar la manipulación excesiva que podría tener otro compositor (ni mejor ni peor, que conste en acta, aunque se agradece evitar el camino trillado).

Bloque 5 – Las Sesiones de Trabajo (Fighting with the Sherman’s Brothers and DaGradi)

En éste bloque temático nos encontramos al Thomas Newman juguetón, que emerge para pintarnos las problemáticas sesiones de trabajo con la escritora durante las lecturas del guión o los números musicales. Es un Newman rítmico y divertido, con los típicos pizzicatos de cuerda, aderezo de percursiones e instrumentación variada (incluso exótica) y el piano de compañía, incluso con la aparición del clarinete.

Jollification es el perfecto ejemplo, aunque también nos encontramos con otros momentos de similar factura en Impertinent Man (donde las cuerdas, percusión y guitarra preparada juguetean mientras en pantalla la escritora echa del estudio a uno de los Sherman por impertinente) o Spit Spot!.

Bloque Temático 6 – Jugando con la Realidad (Travers’ Games)

Es inevitable pensar en la figura de Travers Goff como un hombre fracasado que evita que sus hijas vivan y sufran la dura realidad que inunda la vida de su padre. Así pues, la pérdida de empleo de Travers es utilizado por el mismo para crear juegos y tapar así la realidad.

Walking Bus, autobús de a pie, nos narra con un ritmo maravilloso y jueguetón la mudanza de los Goff de Maryborough a Allora en 1906 (ambas localidades sitas en Australia), a una casa alejada del mundanal ruido. Thomas Newman construye un tema maravilloso, uno de los mejores del score de largo.

Esta magnífica y colorida pieza tiene como instrumento protagonista el Hammer Dulcimer, un instrumento musical de cuerda percutida que le añade un toque florido y folk al avance de la familia, con el EWI colándose en la fiesta para darle ese toque mágico y etéreo, con las cuerdas y la percusión marcando un ritmo de acompañamiento de avance con el Hammer Dulcimer (dulceméle o dulcimer).

A Foul Fowl es otro juego del padre una vez la familia ya está instalada en Allora, donde padre e hijas persiguen a una gallina mientras la madre descubre una botella de whiskey de Travers, quien ha pasado de ir a a trabajar para estar con su familia (los peros son para las peras mi amor). De nuevo la construcción musical tiene como protagonista al dulcémele con el piano acompañando y una flauta que le añade un mayor toque folk. Otra bella pieza de magnífica factura.

Otros Bloques Temáticos o Source Music

Hay varias piezas musicales, algunas ajenas al compositor, que ayudan a configurar especialmente el universo musical que tiene que ver con el contexto geográfico.

Por ejemplo, la brillante pieza de jazz y soul One Mint Julep interpretada por Ray Charles, que data del año 1961 y proviene de su disco Genious + Soul = Jazz. Esta pieza, que se basa en la original compuesta allá por 1952 por The Clovers (un brillante corte de Rythm and Blues), nos narra musicalmente la llegada de la escritora a Los Angeles y su viaje a Los Angeles, donde conocerá a Ralph, «su americano preferido«.

Otra brillante pieza es una revisitación de un clásico Disney, el Heigh-Ho de Blancanieves, aquí orientado a una pieza jazzística ligera muy de la época, brillantemente ejecutada por The Dave Brubeck Quartet, mientras en pantalla los Sherman y DaGradi dan un paseo con la escritora por los estudios a bordo del clásico vehículo de motor para desplazarse entre platos de rodaje. El ritmo impregna una sensación cómica que ayuda al dinamismo de la escena.

Otro brillante corte, este si obra de Thomas Newman, es el Mrs. P.L. Travers, que va justo a continuación del One Mint Julep (no en el disco, que como suele pasar en las últimas ediciones del compositor, y no tan últimas, el tracklist está completamente desordenado), y es una pieza ligera y maravilloso, muy del estilo de los 60, donde el piano, la batería y el Xaphoon (un saxo de Bambú) le da ese toque jazzístico ligero que necesita la escena, con la escritora a bordo de la limusine de Ralph.

Hay varios cortes musicales en relación a los números que vemos en la película, pero muy cortos, casi a modo de linea de diálogo musical, que narran las dificultades para llegar a acuerdos con la escritora, y que sirven casi como un reclamo cómico, salvo el Let’s Go Fly a Kite!, donde la escritora se suelta, y Newman introduce una maravillosa fase de transición musical de cuerda para el momento en el que Disney está siendo avisado de que la señorita Travers se ha dejado llevar y está bailando y hasta cantando.

Además, la edición Disney tiene un segundo disco que hará las delicias de los seguidores de Mary Poppins, donde nos encontramos, en primicia, con demos originales de las canciones interpretada y cantadas por los Sherman, además de las canciones principales de la película cantadas por sus protagonistas (Julie Andrews o Dick Van Dyke).

Especial Mención para Forgiveness

La conversación previa al acuerdo final, sita en Londres, entre Disney y Travers, ofrece a Newman la oportunidad de lucirse en un bello y cálido tema, que sirve para reconciliar, al menos temporalmente, a la escritora con el magnate, e incluso consigo misma, gracias a la confesión que Disney le hace: una infancia dura y alejada de la imagen que vende, lo que sirve para demostrarle a la escritora que hay que perdonar y mirar adelante.

Forgiveness capta magistralmente la esencia musical del momento, convirtiéndose en una de las partes vitales del score: el clarinete aparece de forma solitaria, donde la lira, arropada por los violines, trazan un bellísimo y contenido motivo, de corte redentos y cálido, que sirve para que ambos lleguen a un acuerdo final, y que la escritora de el visto bueno al proyecto.

Concluyendo…

No soy objetivo, para que negarlo, cuando hablo de Thomas Newman. Es objeto de mi pasión y devoción. Soy seguidor de sus composiciones, y menores o mayores, disfruto con el oficio de éste hombre, que siempre tiene algo que decir o ofrecer.

Y eso es algo que han tenido en cuenta en la Academia. Quizás no sea el mejor Thomas Newman de los últimos trabajos por los que le han sido nominado, pero de todas las que optan a ser candidatas al Oscar creo que debería de ganar Newman, y ya no por compensación (que se lo deben desde hace años), sino por méritos propios.

Mi voto es para él, o en su defecto, para John Williams. Pero lo que digo siempre; el Oscar que se lo metan donde les quepa. No hay Oscar que llene el hueco emocional de la forma en que lo ha hecho la música de Thomas Newman. Gracias Maestro.

Y recuerda… Viento del este y niebla gris, anuncian que viene, lo que ha de venir. No me imagino, qué ira a suceder, mas lo que ahora pase, ya pasó otra vez…

Listado de temas

Disco 1
01. Chim Chim Cher-ee (East Wind) (Colin Farrell) 1:04
02. Travers Goff 2:06
03. Walking Bus 2:10
04. One Mint Julep (Ray Charles) 1:31
05. Uncle Albert 1:34
06. Jollification 1:18
07. The Mouse 0:57
08. Leisurely Stroll 1:34
09. Chim Chim Cher-ee (Responstible) (Emma Thompson, B.J. Novak & Jason Schwartzman) 0:26
10. Mr. Disney 0:35
11. Celtic Soul 1:20
12. A Foul Fowl 2:04
13. Mrs. P. L. Travers 1:16
14. Laying Eggs 1:08
15. Worn to Tissue 0:54
16. Heigh-Ho (The Dave Brubeck Quartet) 2:11
17. Whiskey 1:21
18. Impertinent Man 0:38
19. To My Mother 3:44
20. Westerly Weather 1:56
21. Supercalifragilisticexpialidocious (Emma Thompson, B.J. Novak & Jason Schwartzman) 0:05
22. Spit Spot! 1:49
23. Beverly Hills Hotel 0:38
24. Penguins 1:18
25. Pears 0:55
26. Let’s Go Fly a Kite (Bradley Whitford, Emma Thompson, B.J. Novak, Jason Schwartzman & Melanie Lawson) 1:55
27. Maypole 0:59
28. Forgiveness 2:00
29. The Magic Kingdom 1:05
30. Ginty My Love 3:12
31. Saving Mr. Banks (End Title) 2:12
Duración Disco: 45:55
Disco 2
01. The Pearly Song (Supercalifragilisticexpialidocious) [Demo] (Richard M. Sherman & Robert B. Sherman) 1:30
02. Chim Chim Cher-ee (Demo) (Richard M. Sherman & Robert B. Sherman) 2:39
03. Tuppence a Bag (Feed the Birds [Tuppence a Bag]) [Demo] (Richard M. Sherman) 2:55
04. Let’s Go Fly a Kite (Demo) (Richard M. Sherman) 1:44
05. A Spoonful of Sugar (Julie Andrews) 4:07
06. Supercalifragilisticexpialidocious (Julie Andrews & Dick Van Dyke) 2:02
07. Chim Chim Cher-ee (Julie Andrews, Dick Dyke, Karen Dotrice & Matthew Garber) 2:46
08. Feed the Birds (Tuppence a Bag) (Julie Andrews) 3:50
09. Let’s Go Fly a Kite (David Tomlinson, Dick Van Dyke & The Londoners) 1:48
Duración Disco: 23:21
Duración Total: 69:16
Compositor: Thomas Newman imdb | facebook
Sello: Walt Disney Records (D001931102)
Fecha de publicación: 10 de Diciembre, 2013
Formato: CD (2CD Deluxe Edition) y Descarga Digital [SAE | iTunes]
Escuchar Online: Vimeo
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