Análisis
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Género
Acción, Thriller
Lo mejor
Los temas nobles, ruso y americano, y las fases románticas, por pocas que sean
Lo peor
La excesiva duración del disco y la abundancia de música de acción que no va a ninguna parte

Jack Ryan: Shadow Recruit

2014

Jack Ryan (2014) es la tercera película norteamericana dirigida por el actor, guionista y director norirlandés Kenneth Brannagh tras Sleuth (La huella, 2007) y Thor (2011), y después de dos décadas de películas británicas que estos últimos trabajos aún no han conseguido hacer olvidar. Tras dirigir para Marvel, Sony y Paramount, Brannagh se enfrenta en 2015 al reto de dirigir una cinta Disney, Cinderella, que certifica, si no lo había hecho ya, su cambio de tendencia, quién sabe si para mantener un status regular en la profesión.

En esta ocasión, se trata de la quinta película que aborda las aventuras del personaje de ficción Jack Ryan, creado por el escritor Tom Clancy, y que ya ha sido llevado al cine en Hunt for Red October (La caza del Octubre Rojo, John McTiernan, 1990), Patriot Games (Juego de Patriotas, Phillip Noyce, 1992), Clear and Present Danger (Peligro Inminente, Phillip Noyce, 1994) y The Sum of all fears (Pánico Nuclear, Phil Alden Robinson, 2002).

Pero esta vez a modo de retrospección, para conocer los inicios del personaje, interpretado para la ocasión por el actor con cara de muñeco (diabólico) Chris Pine, que de maduro fue Alec Baldwin en los estertores de la Guerra Fría (La caza del Octubre Rojo), Harrison Ford en la lucha contra el narcotráfico (Peligro Inmimente) o de nuevo el mismo actor para mediar en el terrorismo del norte de Irlanda (Juego de Patriotas). Ahora le vemos en esta especie de precuela moderna que en lugar de llevarnos con la lógica del tiempo a la época de la crisis de los misiles de Cuba o de la Guerra de Vietnam, nos lleva al Afganistán de los talibanes y a la Rusia capitalista de hoy en día.

La música para la película

Con Brannagh viene servida siempre una ración de Patrick Doyle, desde los tiempos de Henry V (Enrique V, 1989), aunque en la nueva versión de este binomio ya mítico, es decir desde los tiempos de Sleuth. Un Doyle de los de ahora, de los modernos, con electrónica por doquier, ostinatos, percusión sampleada, etc. El Doyle que parece no haber encontrado un buen estudio en Los Ángeles y tiene que pedir prestado el de Santa Mónica que regenta Hans Zimmer, ese de Remote Control cuyo nombre lo dice todo.

Es Jack Ryan un score en la línea actual de otros trabajos de Doyle, concreta y específicamente dos: Thor y Rise of the Planet of the Apes (El origen del planeta de los simios, Rupert Wyatt, 2011), que nada tienen que ver con los trabajos y la línea narrativa y musical de sus inicios en los noventa, con Indochina, o con Dead Again, pero que tampoco se parece en absoluto a las cintas de acción de hace una década, a aquellos Harry Potter, Eragon, o The Last Legion.

Aquellos eran mucho más orgánicos, orquestales, desenfadados, mientras que la trilogía electrónica del escocés que hemos mencionado se distingue por sentirse encorsetada en los modales del negocio actual de Hollywood, parece que algo aturdida por los temp tracks de los productores de estudio, y desde luego atrapada en el estilo de la música de acción de hoy en día, en el que prevalece el ritmo (esencialmente electrónico) por encima del sonido atonal, instrumental, o sinfónico. No hay, por tanto, rastro del compositor que firmó aquella persecución “Grand Central” en Carlito´s Way (Atrapado por su pasado, Brian De Palma, 1993), pero tampoco del vibrante “The Quidditch World Cup” de Harry Potter and the Globet of Fire (2005).

Los defensores de esta Jack Ryan que nos ocupa dicen que es la música de un thriller moderno en una Rusia moderna, donde, porque no, en lugar de trombones y balalaikas, suena “electronic dance music”, como la define el propio Doyle. Y sobre todo tratan de sacudirse el ¿Sanbenito? de que toda la música de acción deba sonar a Jerry Goldsmith. Olvidando que además del estilo de éste último compositor mencionado han existido muchas formas de escribir música de acción sin que deban sonar desde hace casi veinte años a Marea Roja o La Roca.

Porque a esto último es a lo que rezuma la música de acción de Jack Ryan de Doyle, como lo hacía antes Thor y la del planeta de los simios. Pero he ahí que este score goza, como en las dos anteriores, de sus mimas virtudes, que no solo vamos a hablar de lo malo: los temas. Si le damos la vuelta a la tortilla, dígase a la reseña, podemos centrarnos en hablar de cómo en el Hollywood de hoy en día se puede hacer un score de acción, electrónico, mediaventurero, con clase, sin perder de vista al espectador, y a la necesidad que tiene de identificarse con personajes y situaciones a través de, como no, la herramienta musicocinematográfica más perfecta de la historia: el leitmotif, el tema, que puede tener treinta notas, o funcionar perfectamente con tres (véase tema heroico de Lionheart, de Goldsmith).

En el aspecto temático es donde el Jack Ryan de Doyle gana, y donde reconocemos al compositor de Indochina, de Mucho Ruido y pocas nueces, de Frankestein, y que ya reconocíamos en Thor y en Rise of the Planet of the Apes. Especialmente en la primera, de acuerdo, pero también en la segunda.

Cuatro identidades temáticas digieren el trago narrativo de las desventuras del personaje de Clancy en su tentativa de evitar un segundo crack del 29: la primera de ellas, el tema de Jack Ryan, el tema patriótico, de los Estados Unidos, del capitalismo, es una melodía noble, inspirada, ejecutada en pocas ocasiones, pero muy lindas. En Second Great Depression es llevado por la cuerda, sin desprenderse del ritmo electrónico de fondo, pero haciéndolo olvidar por completo, como en  Jack and Aleksandr. Sin embargo, donde es más notable es en el penúltimo instante, en la escena final Ryan, Mr. President, donde violines y cellos dan paso a la sección de metales para establecer la mejor rendición del tema, al más puro estilo americano, en una fantástica conclusión para el score.

La segundad identidad temática por orden de casting es la de los malos, en este caso los viejos rusos que aún conservan llagas de la era de los bloques, representada musicalmente con un himno patriótico de coros rusos, donde las voces masculinas desprenden tanta nobleza e historia como trompetas y trompas lo hacían con el tema de Jack Ryan en el último corte antes mencionado. Este tema está completamente desarrollado en Faith of our fathers, y se alinea con el personaje antagónico interpretado por el propio Kenneth Brannagh, sin duda lo mejor de la película, tanto fílmica, como musicalmente. Y tiene interpolaciones en otros momentos del score, aunque de forma tristemente muy breve, como en Stealing the Data.

La tercera identidad temática es la del socio romántico de Ryan, personaje interpretado por Keira Knightley, que vale para poco en la película, pero que tiene mucha utilidad en el score para descansar de samplers y loopings. En piezas como Shadow accounts, The engagement o Picking this life, el piano se convierte en protagonista, de forma un tanto desordenada, eso sí, para establecer el tono romántico de la historia, que no va más allá en la cinta. De algún modo, Doyle consigue que el piano hable por los personajes, aunque entre tanto ruido general sea difícil escuchar, y deja ciertos momentos para la contemplación, que entre la marabunta, dejan algo de aliento.

Por último, la cuarta identidad temática se corresponde con el virus electrónico, con el ataque cibernético, con el enemigo invisible de la humanidad, la sombra. Ese que se esconde bajo routeres y pantallas líquidas, y que viaja en cable y transportamos en pequeños trozos de plástico que llamamos “pinchos”, “lápices”, o “pen”, ya con cierta familiaridad. Es el personaje musical al que Doyle dedica más tiempo, con un motivo espídico, electrónico, como no, pero interesante, para que lo vamos a negar, y que riega tooooodo el score de principio a fin. Su mejor versión, sin duda, es la de los títulos de crédito, en el disco el último corte, Shadow Recruit. Ya hemos dicho que lo más flojo del score es su abundante música de acción, que carece de interés casi por completo, hasta tal punto que a veces desearíamos que el tema de la sombra lo elevase de vez en cuando.

Conclusión

Jack Ryan es, de los tres scores electrónico-modernos de Doyle el más flojo. Los otros dos no eran flojos, de hecho, y Thor incluso rozando la excelencia en algunos aspectos. Ni los temas son tan redondos como en el caso del héroe de bricomanía, ni existe ningún momento puntual que ponga los pelos de punta, como las “Cookies” de los simios. Pero la estructura temática y su desarrollo es más que adecuada, y de haber sido acompañada de una película más razonable habría incluso podido lucirse.

También podría haberlo hecho sin ella, si Varèse Sarabande, Doyle, o quien quiera que tomó las decisiones sobre el disco, hubiera programado 40 minutos de música en los que hubiera habido pocos momentos para desviar la atención a otra cosa.

Con 40 minutos, de hecho, en los que tirásemos el lastre de mucha electrónica y acción, hablaríamos de un score de cuatro estrellas, y también lo haríamos si la película hubiese sido menos predecible, se hubiera desarrollado en los años setenta, o hubiese estado protagonizada por cualquiera menos por el lord de Genovia, el princesito de cenicienta, el que ha hecho que pienses en Orange County cuando ves Star Trek. El actor que pidió al cirujano unos labios como los de Angelina Jolie: Chris Pine.

Jack Ryan: Shadow Recruit

  1. Flying Over Afghanistan (2:43)
  2. The United Nations (2:42)
  3. Shadow Accounts (2:54)
  4. The Window Reflection (1:51)
  5. Rooftop Call (1:52)
  6. Second Great Depression (3:19)
  7. Faith Of Our Fathers (4:00)
  8. Cheverin Meets Ryan (2:11)
  9. Plan In A Van (1:51)
  10. The Activation (2:19)
  11. Aleksandr (1:54)
  12. The Engagement (2:24)
  13. Stealing The Data (7:59)
  14. Get Out (4:19)
  15. Moscow Car Chase (4:15)
  16. The Lightbulb (4:37)
  17. Unravelling The Data (4:37)
  18. CIA Recruitment (1:41)
  19. Chopper To NYC (1:40)
  20. Bike Chase (3:47)
  21. Jack And Aleksandr (3:15)
  22. Picking This Life (1:04)
  23. Ryan, Mr. President (3:28)
  24. Shadow Recruit (2:30)
Duración total: 73:12 minutos
Compositor: Patrick Doyle
Sello: Varèse Sarabande
Formato: CD
Fecha de lanzamiento 4 de Febrero de 2014
Jack Ryan: Shadow Recruit