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Inferno


Compositor: Hans Zimmer
Año: 2016
Lo mejor: Que el disco se puede escuchar, y que aunque va por libre, la electrónica le va bien al lenguaje temático creado previamente por Zimmer.
Lo peor: Que la música de cine no se valora por un disco, y por lo tanto, es una mala banda sonora. NUESTRA NOTA

Cuando en el año 2006 y tras muchas películas de éxito con música de James Horner llevándolas en volandas (Apollo XIII, A Beautiful Mind, The Missing, entre otras), el norteamericano Ron Howard retornó a Hans Zimmer, con quién había trabajado a principios de los noventa (Backdraft), un sentimiento de sorpresa y expectación embargó a muchos aficionados. Pero el asombro y la incertidumbre pronto se transformaron en reconocimiento y admiración. El código Da Vinci de Zimmer se convirtió, y podemos decirlo ahora, una década después, en una banda sonora icónica más del compositor alemán. Genuina en sí misma, el uso de la melodía, la música de influencia religiosa, y los ritmos y patrones propios de Zimmer habían conformado un animal para el que menos, interesante. Seguramente más.

Zimmer y Howard se volvieron a ver las caras tres años después, en Ángeles y Demonios, donde el alemán optó por la senda del éxito que había logrado en la anterior entrega, si cabe, profundizando aún más en los aspectos más oscuros de la trama, amplificando la parte espiritual de su música, pero sin modificar el discurso. El resultado: ya no hay sorpresa, pero se mantiene una identidad, un ambiente musical adecuado.

El ambiente musical adecuado era lo más logrado de Zimmer SA en esas dos películas, amén de otras cualidades reseñables. En la tercera, Inferno (2016), el resultado sí que sorprende, pero han desaparecido la identidad y el ambiente musical adecuado. Ha desaparecido la música de la saga Langdon. Y lo hace no porque no aparezcan las identidades melódicas de las dos anteriores partituras, que están, sino porque lo hacen totalmente fuera de contexto. Parecen forzadas, apareciendo aquí y allá, de manera puntual, pero sin tener función alguna. Son relleno. Para eso han quedado.

La apuesta de Zimmer es clara: sacar al espectador de la zona conocida, el mundo de misterio religioso y espiritual, artístico e histórico, que inunda las otras dos cintas, por mucho que la película continúe por esa senda. Y se apoya, suponemos, en la amnesia del protagonista para hacerlo, y crear un campo musical distante, etéreo, y difuso, mediante la electrónica. Olvidando así que existe una línea argumental entre las tres películas, y apostando por la reinvención antes que por la concreción. Parece preferir el autor de obras tan influyentes como Crimson Tide o Gladiator sacar la bola del hoyo después de haberla metido dos veces. ¿Pero es que así no ganas?, podría decírsele. Y el contestaría: pero el resultado ha sido distinto, ¿verdad? Y sí que lo ha sido, si. Parece una tontería decirle que ha sido peor. Una obviedad.

El disco de Inferno es aceptable para un aficionado a la música de cine. Es como escuchar el experimento aquel de Chappie pero en plan grandilocuente. Hay hasta piezas que resultan convincentes, buenas: el Maybe pain can save us o Vayenthia, y la introducción del tema sentimental para Elizabeth en Venice, la única adición temática a esta trilogía musical (floja fuera de la experimentación con la electrónica, ironías del destino). Hay ritmo y sentido. Un patrón. Es como una banda sonora de Vangelis, que siempre tiene vida fuera de la película (a los dos minutos del Remove Langdon de hecho hay un momento Vangelis muy acusado).

El problema es que al fijarse uno en la música en el conjunto de la película se aprecian costuras por todos lados. Es un mero relleno, y ni siquiera ha valido intentar distorsionar para acercar al espectador al protagonista. Lo que se ha hecho es distanciarlo, e incluso sacarlo de la película. Zimmer tiene suficiente poder para imponer su criterio estilístico suponemos, porque de otro modo hubiera sido inimaginable que le dejaran perpetrar tal atraco con su música. Es todo lo contrario que las dos anteriores. Pero insistimos en que la película no. Es más de lo mismo pero más aburrida y peor hecha. Adolece de los mismos errores que las anteriores: prisa por condensar los acontecimientos de la trama de misterio y mística de las novelas, y personajes poco definidos.

Pero donde Ron Howard antes apañaba algo digerible gracias al montaje y al factor sorpresa, ahora se aprecia cansancio y prisa por llegar al final. Y quizá también, antes la música de Zimmer servía para dar credibilidad a algo que no lo tenía. Para hacerlo parecer más misterioso, más importante. Es lo que una pieza como Chevaliers de sangreal sugiere. Que algo más importante que nosotros está en juego. En Inferno es Chappie corriendo por los jardines de Venecia, y ni siquiera se han dignado a jugar con el espectador (crearle incertidumbre, y alargar la experiencia cinematográfica) poniendo música al personaje de Felicity Jones, la clave de la cinta.

En definitiva, un despropósito musical del rey de la música de cine en Hollywood. Alguien que en los noventa componía grandes scores tres días antes de la grabación mientras fumaba y bebía vino en el baño, y que dos décadas después, y con todo el poder del mundo (músico-cinematográfico), manda a cuatro o cinco músicos formados entre teclados al baño a fumar y beber vino. Aquel cambió la música de cine, le dio una vida antes no conocida. El de ahora solo se encarga de firmar. Y de que nada más cambie.

Inferno

01. Maybe Pain Can Save Us (3:02)
02. Cerca Trova (3:17
03. I’m Feeling A Tad Vulnerable (2:08)
04. Seek And Find (2:03)
05. Professor (4:26)
06. Venice (5:44)
07. Via Dolorosa #12 Apartment 3C (4:20)
08. Vayentha (4:38)
09. Remove Langdon (3:17)
10. Doing Nothing Terrifies Me (3:24)
11. A Minute To Midnight (1:52)
12. The Cistern (6:43)
13. Beauty Awakens The Soul To Act (5:58)
14. Elizabeth (4:33)
15. The Logic Of Tyrants (5:07)
16. Life Must Have It’s Mysteries (3:54)
17. Our Own Hell On Earth (6:19)

Duración total: 70:45 minutos
Compositor: Hans Zimmer
Sello: Sony Classical
Formato: CD, LP, Descarga Digital
Fecha de publicación: 7 de Octubre 2016