Análisis
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«Este sufrimiento no puede durar. Nada dura realmente. Ni la felicidad ni la desesperación”. Celia Johnson en Breve encuentro (Briefencounter, Dir. David Lean, 1945)

Carol (2015)
Compositor: Carter Burwell
Año: 2015
Lo mejor: El tema principal y la profundidad cinematográfica que encierra esta sencilla y elegante banda sonora
Lo peor: Algunos temas son cortos, que el disco sabe a poco NUESTRA NOTA

Durante la promoción de su último filme, el director Todd Haynes ha afirmado numerosas veces que la primera película en la que pensó tras leer el guion de Carol fue Breve encuentro. De hecho llegó a influir directamente sobre un cambio fundamental en la historia, repitiendo la estructura que al inicio y al final de la película propone el clásico dirigido por David Lean. En la escena inicial en el restaurante, donde ambas protagonistas son interrumpidas por un joven desgraciadamente inoportuno, son especialmente significativos los gestos y detalles que Haynes toma prestados de Lean para componer su puesta en escena. No se trata de copiar, sino de homenajear a una obra colosal que sobrepasa cualquier etiqueta imaginable; lo que David Lean hizo no es una Obra Maestra, es mucho más.

A partir de esta referencia inicial que le sirve de inspiración, Todd Haynes construye un filme de amor de una sencillez y contención abrumadoras, dotada de una puesta en escena medida al milímetro donde cada mirada y cada gesto trasciende y emociona. Cada apartado artístico de la película engrandece la propia experiencia cinematográfica. El clasicismo que desprende cada toma es de una belleza admirable donde los encuadres son precisos y están llenos de significado; el vestuario, y sobre todo el magnífico trabajo de iluminación de Edward Lachman, te trasladan directamente a los años cincuenta sin caer en la tentación de sobre embellecer ni falsear la fotografía; y por supuesto también encontramos la música compuesta por Carter Burwell, que aporta rotundidad y sentido al conjunto y que hace suyos los principales adjetivos que definen a la película: sencillez, elegancia, sensibilidad e intimismo. Además de dar pistas, aportar matices y reforzar los sentimientos y anhelos de las protagonistas, la música nos habla de dos conceptos fundamentales que acompañan de forma intermitente a todo ser humano: la felicidad que proporciona el amor, y la amargura e incertidumbre que acompañan a los momentos de soledad.

El punto de partida: la sencillez como concepto estructural


Tal y como explica el propio director refiriéndose a la música del filme, “en el proceso natural de probar cosas diferentes y de reflexionar sobre las múltiples opciones, se hizo evidente que los elementos melódicos y arreglos más discretos y sencillos eran los más efectivos”.

De esta forma el compositor nos acerca a los sentimientos de Therese y Carol a través de tres temas centrales ―los que abren el disco―, de los cuales dos adquieren especial importancia en la forma de tema y contratema. El primero de ellos, quedando definido en los créditos iniciales como tema principal, es reflejo del amor que se procesan ambas mujeres. El Nueva York de los años 50, caracterizado por el conservadurismo de la sociedad americana, oprime la libertad de ambas mujeres a la hora de expresar sus sentimientos en público. La comunicación más emocional queda relegada a gestos y miradas cómplices que engrandecen el amor que siente la una por la otra.

El tema musical que lo representa es esperanzador, elegante y de un gran colorido orquestal que refuerza la tranquilidad que las protagonistas experimentan cuando están juntas. Es intenso pero a la vez contenido, definiendo así a la perfección la relación existente entre ellas. A su vez conoce múltiples variaciones a lo largo del metraje llegando incluso a transmitir desconsuelo.

El segundo tema central se contrapone al principal a lo largo de toda la película. El encarcelamiento social y emocional que soportaban la personas homosexuales en aquella época (y desgraciadamente hoy día en muchos sitios) lleva implícito numerosas horas de soledad y ante todo incertidumbre. El tema representa la ausencia del ser amado durante estos momentos y, en palabras del propio compositor, se consigue musicalmente a través “del uso de intervalos abiertos tales como el de cuarta, quinta y novena, que pretenden esconder el sentimiento; los corazones de ambas mujeres se rompen, pero en lugar de representar el dolor la música simboliza el vacío”. Es un tema sencillo, de ocho notas, con un sentido trasfondo de amargura y en cuyos silencios―o vacíos― se juega con el eco para incrementar dicha sensación.

El tercer tema, más centrado en los sentimientos de Therese,define la fascinación de ésta hacia la figura y personalidad de Carol. Interpretado por el piano principalmente, es un tema musicalmente más etéreo que termina por aportar cierta magia al poder de atracción de la protagonista ―para conseguir dicho efecto, y a diferencia de los anteriores, el tema es sometido a un proceso de postproducción―.

Lo imprescindible: el factor fundamental


Conceptualmente los tres temas son muy interesantes, destacando especialmente la belleza del tema principal, hecho fácilmente perceptible en la edición discográfica de la banda sonora. Pero no estamos aquí para juzgar el valor estético ni musical de la obra en su escucha aislada, sino para valorar cómo funcionan los engranajes dentro del, como a mí me gusta llamarlo, “factor fundamental” en la música de cine. O en otras palabras, la película.

Los títulos de crédito iniciales quedan enmarcados por las imágenes de la ciudad de Nueva York. La cámara sigue los pasos de un hombre mientras suena el tema principal en todo su esplendor.Se trata del tema de amor, por lo que el compositor nos está aportando una información muy valiosa: la película que vamos a ver va a hablarnos principalmente sobre la relación amorosa entre dos personas. Y esta no es la única pista que se nos va a proporcionar durante los créditos desde el apartado musical, sino que algo más importante podrá ser descubierto al final del filme. Pero ya llegaremos a ello.

Cuando el desconocido al que seguimos los pasos llega a su destino ―un restaurante―, éste descubre en una de las mesas la presencia de Therese que conversa con una mujer mayor que ella ―Carol―, y es entonces cuando la música original deja de sonar y da paso a la música diegética del lugar. Al igual que ocurría en Breve encuentro, ésta es una escena que pertenece al final de la historia que nos quieren contar. Vemos que ambas mujeres están serias. La interrupción a la que las somete el hombre propicia que Carol se levante de la mesa y deje a su acompañante. A esta escena le sigue otra en la que vemos a Therese con su nuevo acompañante en un coche; mientras observa la espontaneidad de los niños corriendo y la libertad de las parejas paseando por la calle, suena el tema de la ausencia.Ella, una vez desprovista de la compañía de Carol, se muestra pensativa y triste.

Tras estas dos escenas la película retrocede al inicio de la historia, contándonos dónde se conocieron y cómo nace la atracción y el amor que ambas protagonistas van a experimentar. Musicalmente asistimos pues al nacimiento del tema principal, que aparece por primera vez en la historia tras su primera comida juntas. Lo hace de forma sencilla, y casi siempre se repite de forma breve, simbolizando la ilusión que experimentan durante sus primeras citas (Datebook, Christmas Trees). Por su parte se evidencia que el tema de la ausencia ya existía de antes, ya que desde un principio se muestra en su máxima expresión; Therese, aun teniendo novio, lleva mucho tiempo sintiéndose sola.

Como dijimos con anterioridad, ambos temas ―tema y contratema― se van a suceder el uno al otro de forma repetida a lo largo del filme, acentuando los dos polos opuestos que Therese y Carol experimentan desde un punto de vista emocional. El compositor implica al espectador a través de este reiterado uso de ambos temas, creando incluso cierta ansiedad en el mismo: como público siempre tendremos la necesidad de que uno de ellos salga ganando al final de la película ―generalmente el dedicado al amor―, y nos mantendremos expectantes para saber cuál es el destino de ambos.

En ciertas ocasiones a lo largo del filme, será el tema de amor el que adquiera el máximo protagonismo haciéndonos partícipes de su pasión (Lovers), mientras que en otras sucederá al contrario y será la ausencia la que se imponga (The Train, Letter). Sin embargo, ambos están acompañados por un tercer tema central, el dedicado a la fascinación de Therese por Carol. Al contrario que los anteriores, éste no experimenta variaciones significativas; el sentimiento de atracción siempre se mantiene intacto. Musicalmente queda especialmente patente durante los trayectos en coche en los que Carol conduce y Therese solo observa.

Ya en la parte final, y tras múltiples problemas que han pasado factura en la relación, tiene lugar el mayor periodo de separación entre ambas. Musicalmente la soledad siempre está presente; sin embargo Burwell nos recalca que la “llama sigue candente”,ya que el tema de amor sigue estando presente dejando una puerta abierta a la esperanza. Este hecho queda remarcado también gracias a la presencia del tema de la fascinación, ahora bajo su forma menos etérea, dando a entender que la percepción que Therese tenía de Carol aún perdura―aunque, eso sí, empieza a replanteársela―.

De aquí en adelante SPOILERS

Como dijimos anteriormente, la sección final del filme nos devuelve a la escena inicial y podemos entender, esta vez sí, qué hacían ambas protagonistas en el restaurante, cuál era el motivo de su reunión y el porqué de su seriedad tras ser interrumpidas. En este momento ya sabemos que acaban de pasar por un momento emocionalmente amargo ―la relación ha quedado marcada por la decepción que supuso para Therese el quedar relegada de la vida de Carol―. En dicha cita, el personaje interpretado por Cate Blanchett declara su amor abiertamente y le propone a su acompañante que se vaya a vivir con ella. Therese, sintiendo aun el dolor y el desencanto de su experiencia pasada, se niega. En ese momento son interrumpidas y Carol abandona la escena. Todo apunta a un desenlace pesimista donde cada una rehará su vida por su cuenta e intentarán olvidar como buenamente puedan lo ocurrido; sin embargo, haciendo algo de memoria, el compositor ya nos dio una pista en los mismos créditos de inicio. Mientras la cámara seguía al desconocido que se dirigía al restaurante, las protagonistas ya mantenían una conversación en el interior del mismo. En ese momento sonaba el tema principal, y continuaba presente mientras ellas aparecían en pantalla por primera vez.

De esta forma Burwell ya nos estaba diciendo que el tema del amor, la felicidad y la pasión contenida les pertenecía a ellas en aquel preciso instante. Antes no sabíamos por lo que habían pasado, pero ahora todo encaja, y gracias a los créditos iniciales también sabemos que la llama sigue intacta y que, por tanto, el amor que se profesan sigue vivo. Todavía podemos tener esperanza en un final feliz.

Tras la cita Therese acude a una fiesta que le ayuda a entender sus sentimientos de una forma mucho más clara.Mientras va en el coche junto a su nuevo acompañante, y a diferencia de lo que ocurría al principio del filme, suena el tema de la fascinación; antes ya nos dijeron que la incertidumbre de la soledad estaba presente en dicha escena, ahora nos recalcan que al mismo tiempo Therese está valorando si sigue viendo a Carol con los mismos ojos; si tras todo lo sufrido, su percepción sigue siendo similar. Una misma secuencia desde dos perspectivas diferentes pero totalmente compatibles.

La protagonista descubre que lo que realmente quiere es estar junto a Carol, por lo que la abandona la fiesta decididamente. La última escena muestra a Therese entrando en el restaurante donde Carol le dijo que podía encontrarla, y durante este instante, mientras se acerca a ella, buscándola con la mirada, suena el tema de la ausencia. Vemos el rostro de Therese pensativo, dolorido por lo pasado y decidido a afrontar un futuro mejor. Es entonces cuando escuchamos el tema amor, ahora más intenso que nunca. La belleza del tema, su elevado volumen dándole a la música el mayor de los protagonismos, unido a la cámara lenta y a la hermosura de las imágenes bien nos pueden traer a la memoria referencias como Deseando amar (In the mood for Love, Dir. Wong KarWai, 2000). Y es que ese “todo” formado por la mirada de las actrices, el buen pulso del director y en gran parte la música, alcanza en esta escena unas cotas de belleza que bien se pueden asemejar a las de la citada película.

Pero el mejor detalle cinematográfico de la partitura está aún por llegar. Tras el cruce de miradas la pantalla se apaga y la música lo hace con ella. Pero es en este preciso instante cuando, tras la intensidad que nos ha trasmitido el tema principal ―aparentemente el amor ha ganado―, aparece de forma suave y triste el contratema―la ausencia lo niega― abriendo los títulos finales (The End). A éste le seguirá de nuevo el tema principal que lo superará en energía, pero que nunca podrá librarse completamente del anterior. En la relación de amor de ambas mujeres, y debido a la sociedad en la que están inmersas,seguirá siempre existiendo ese desazón, incertidumbre y en muchas ocasiones soledad que marcarán su personalidad y la forma en la que viven. Tal y como viene a decir la cita de Breve encuentro que abre la reseña, “ni la felicidad ni la desesperación duran realmente”. Y es precisamente esta línea de guion, interpretada por Celia Johnson hace más de 70 años, la que define el sinvivir de las protagonistas de Carol. Siempre tendrán que lidiar con ambos polos, y lo más extraordinario es que todo esto lo sabemos gracias a la música de la película.

Componiendo CINE


Cualquier compositor podría haber tomado decisiones diferentes, aportando mayor complejidad a la partitura, tratando de explicar el sufrimiento de Carol como madre tras ser despojada de su hija, o haber representado con un tema tenebroso al dolido marido de la protagonista, etcétera, etcétera. Sin embargo, desde mi humilde entender, la elegancia y el clasicismo de la película quedan engrandecidos por la sencillez y naturalidad de la música.

Muy comentado ha sido el existente parecido del tema principal con el estilo de Phillip Glass, sobre todo teniendo en cuenta la película Diario de un escándalo (Notes on a scandal,Dir. Richard Eyre, 2006) con música compuesta por este último y que trata temas similares además de contar con la misma actriz protagonista. Desde mi punto de vista este hecho aislado debe ser tomado como una referencia estética y cinematográfica más ―como en el caso de Breve encuentro― que no le resta calidad a la obra cinematográfica ya que sólo se hace patente durante parte del tema de amor; el resto del grueso de la partitura es puro Burwell, y se asocian estilísticamente más a su música para Mildred Pierce (Mildred Pierce, Dir. Todd Haynes, 2011), mini serie también dirigida por Haynes.

Tanto Todd Haynes como Cate Blanchett y Rooney Mara han creado Cine con mayúsculas. Pero aún quedaba espacio para completarlo y engrandecerlo, implicar al espectador, hacerle dudar y empatizar, aportar los detalles necesarios que cierran el circulo, y terminar por convertir a Carol en una magnífica obra cinematográfica que traspasa la pantalla; y ahí ha tenido mucho que ver Carter Burwell.

Carol

01. Opening (02:13)
02. Taxi (01:43)
03. To Carol’s (01:39)
04. One Mint Julep (02:26)
Perfomed by The Clovers. Music and lyrics by Rudy Toombs
05. Datebook (00:52)
06. Christmas Trees (02:19)
07. Easy Living (03:02)
Perfomed by Billie Holiday and Teddy Wilson. Music and lyrics by Ralph Raigen and Leo Robin
08. The Train (02:30)
09. Packing (01:10)
10. Drive into Night (00:52)
11. Kiss of Fire (02:25)
Perfomed by Georgia Gibbs. Music and lyrics by Lester Allen and Robert Hill
12. Waterloo (00:40)
13. Lovers (02:40)
14. Gun (03:06)
15. Smoke Rings (02:56)
Perfomed by Les Paul and Mary Ford. Music and lyrics by H. Eugene Gifford and Ned Washington
16. Over There (01:12)
17. Visitation (01:29)
18. To Court (01:01)
19. Letter (03:25)
20. No Other Love (02:57)
Perfomed by Jo Stafford. Music and lyrics by Bob Russell and Paul Weston
21. The Times (02:16)
22. Reflections (01:18)
23. Crossing (01:30)
24. You Belong to Me (02:53)
Perfomed by Helen Foster and The Rovers. Music and lyrics by Pee Wee King, Chilton Price and Redd Stewart
25. The End (03:53)

Duración total: 52:27
Compositor: Carter Burwell
Sello: Varèse Sarabande
Formato: CD
Fecha de publicación: 20 de Noviembre 2015