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Al Salir del Cine: «Winter’s Tale»

Escrito por , el 5 marzo 2014 | Publicado en Apuntes

Sobre la película…

Daba para hacer una película de esas que rompiese nuestra coraza y nos emocionase a más no poder. La premisa al menos así me lo indicaba. Una historia de esas optimistas que hace recuperas la fe en el hombre y en sus buenas acciones. Un hermoso cuento con el tema de los milagros como hilo conductor y la posibilidad de que éstos se hagan realidad.

Pero hay se queda todo queridos compañeros, en buenas intenciones. Personajes de mantequilla que se recrean en su propio narcisismo de creerse buenos o malos, diálogos de patio de colegio, en ocasiones absurdos y, ante todo, un tratamiento de novela rosa, de película que busca la lágrima fácil y pretende encandilar con su rutilante encanto. Este es un cuento de hadas que se pasó con el azúcar.

Nada ayuda el que tiene que ser su motor principal. Pese a sus loables esfuerzos y cierto carisma, Colin Farrell ha  pasado a ser una sombra de sí mismo, un actor estancado  que no consigue transmitir un ápice de emoción pese a sus mohines y afán por agradar. Lastra una película que siento carente de verdadero alma que la empuje. Todo resulta artificioso, formalmente bonito pero sin la suficiente garra y menos credibilidad para enganchar a su público, al menos a los que exigimos unos mínimos.

Destacar entre sus virtudes un Russel Crowe que cumple con creces en su papel de villano y un rutilante diseño de producción de exteriores. Ninguno de ellos la salva de ser carne de sobremesa. La verdadera emoción para mí no está en el mensaje, sino en cómo transmites éste sin que parezca una carta del Día de San Valentín a tu admirada e idolatrada pareja.

Sobre la banda sonora…

Rupert Gregson-Williams coescribe esta partitura con Hans Zimmer aunque, todo sea dicho, apenas se percibe la influencia del alemán en este rutilante y hermoso trabajo. Sólo breves apuntes en ciertos temas que adquieren dinamismo.

El mérito hay  que otorgárselo prácticamente a Gregson-Williams el cual se mete en el cuerpo de James Horner para componer una música muy de su estilo: delicada y frágil en lo íntimo y de hipnótico poder evocador en los pasajes más abiertos y románticos. La magia, aquello que el compositor americano ha conseguido transmitir con muchos de su trabajos también se ve aquí. La aureola de misticismo y fantasía que debe envolver este romance queda reflejada de forma franca y transparente a través de unos temas que bailan sin apenas ser empujados.

Vertebra la obra sobre dos poderosos motivos: uno sumamente delicado y volátil dedicado a los milagros como advertimos, entre otros, en  Look Closely y otro puramente romántico como apreciamos en Can You Hear Your Heart?

A destacar su portentoso crescendo dramático a medida que avanza la película siendo los temas finales, en especial The Girl With The Red Hair y Becoming Stars, todo un dejado de elegancia y pureza instrumental que nos habla de un compositor que ha dado el do de pecho en su música.

Una partitura, en definitiva, excelente, de gran regusto clásico e inspirado y radiante romanticismo y que casa milemétricamente con la esencia del film.