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Al Salir del Cine: «Unbroken»

Escrito por , el 9 enero 2015 | Publicado en Apuntes

La película

La historia del atleta Louis Zamperini merecía ser llevada a la gran pantalla con todo el rigor y la crudeza que conllevaban. Esta es la gran baza de la nueva película de Angelina Jolie: plasmar con todo lujo de detalles el calvario y el sufrimiento tanto físico como psicológico por el que tuvo que pasar este hombre para, finalmente, ser rescatado una vez terminada la II Guerra Mundial. Si bien es cierto que es más el aspecto físico el que recoge la película como comprobarán los que la vean.

Otro de sus grandes méritos es su bellísima fotografía, de tonos amarillentos y cenizos los cuales resaltan la extrema crudeza de la historia y distintas situaciones adversas y su templada y estilizada dirección, muy de corte clásico y siempre demostrando una admirable implicación con la historia y con el personaje y, lo más importante,  sin caer nunca en el panfletismo, el efectismo o el falso compadecimiento. La película consigue de esa manera sostenerse por sí sola y no necesita de ningún lastre necesario para echar para salir adelante.

Sin embargo, esta es una historia que también debería dejar translucir la épica que hay inherente pero esta se torna insustancial e inane en el momento que Jolie no encuentra en ningún momento resorte emocional donde apoyarla. Todo resulta excesivamente aséptico y frío y carente de una emoción que pueda despertar la complicidad o la empatía  del espectador de tal manera que la película lleva a despertar más admiración que conmoción.

Con un poco más de garra y desgarro emocional hubiese sido una película sino redonda casi. Y, por supuesto, hubiese trascendido lo meramente anecdotario como se merecía esta increíble historia.

La banda sonora

Alexandre Desplat compone su trabajo menos elaborado y representativo de este año. Este es una composición meramente ambiental que no alcanza mayor relevancia salvo por su tema principal de corte épico y heroico y con el que se quiere resaltar la gran resistencia física y humana que el ateta demostró ante tal cúmulo de adversidades pero que apenas conoce variaciones con lo que el retrato del personaje se ciñe únicamente a la cualidad remarcada y resulta, por lo tanto, bastante plano.

El resto de música es una música gris y opaca, de carácter desolador y errático y cuyo único fin es poner al protagonista la historia en un marco hostil y desesperanzador.

Pese a su gran cantidad de temp tracks y sonar a continuo déjà vu de otros trabajos Desplat sabe apañárselas para hacerla fluir de forma mansa y elegante por toda la película, sin destacar pero también sin estorbar, teniendo un agradecido pero intrascendente aroma clásico.