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Al Salir del Cine: «The Monuments Men»

Escrito por , el 9 marzo 2014 | Publicado en Apuntes

Sobre la película…

Los 80 fueron testigo de un tipo de cine desenfadado y sin pretensiones que buscaba acercar al público a sus historias sin otro ánimo que entretener y que se viesen mínimamente conmovidos, ya fuese en comedias o pelis de índole más dramática.

Esto ha ido cambiando conforma han pasado los años. Las películas ahora son mucho más sórdidas, más realistas y más viscerales. Esa “ligereza” que era uno de los encantos de este cine se ha ido abandonando en post de ahondar un poco más en esas historias y hacerlas más psicológicas, creíbles y sufribles.

The Monuments Men será una película que disfruten los que han crecido en esta época y con este tipo de cine. Empieza con claros atisbos de comedia ochentera, sobre todo por una monumental banda sonora que es ya una declaración de intenciones,  paro ir derivando a cauces más dramáticos pero nunca sin perder sus toques de distinción y ese espíritu light y carente de prejuicios de esta maravillosa década.

El principal problema, si es que se puede llamar así, que le veo al film de George Clooney es su carácter prácticamente anecdotario no llegando a ser lo contundente o resolutiva que el público más exigente y más acostumbrado a las sombras que las luces de ahora puede encontrar. Y aún así no tiene la suficiente fluidez para ser una película a destacar, aunque no por ella digna. No trasciende más allá de la historia que se nos cuenta aunque sí tiene su carga emocional y su profundidad. Allá entonces quiera enfocarla cada uno y lo que busque.

En mi caso es una película que me ha ayudado a desconectar sin perder el rigor que ha de conllevar una historia y que además, por su estilo, me ha llevado a una época en la que crecí y en la que la concepción cinematográfica era bien distinta a la de ahora.

Personajes convincentes aunque carentes de relieve y unos actores carismáticos que ya con su sólo presencia merece la pena ir a echarle un vistazo.

Sobre la banda sonora…

Mientras actualmente el 80 % de los compositores de música de cine se dedican a tirar de oficio y el 20% restante se dedica a buscar inspiración divina, y ya que estamos con los tantos por ciento, el 99,9 % de los productores se esfuerzan para anular cualquier atisbo de creatividad que puedan tener estos profesionales para convertirse ellos en expertos y dictar los cánones de ésta; lógicamente quieren lo que han escuchado aquí o allá pero sin atender a un criterio propio que haga que esa música sea exclusiva de esa película y adquiera una entidad propia. Dícese, un bulto, más o menos sospechoso, que ha de llenar el vacío que ellos mismos pueden haber provocado con su película. Lo que pasa es que….si de verdad llenasen ese vacío…

Era yo muy joven cuando la música en las películas tenía un claro protagonismo, cuando se componían temas centrales inspirados, poderosos leitmotiv que acompañen a la historia de turno y nos transportase en un mágico dúo visual-musical al mundo sobre el que versaba la historia.

Eran otros tiempos. Pues sí.

Alexandre Desplat ha tenido un merecidísimo descanso de apenas un año en el que ha intentado recuperarse del intenso trabajo tenido en años anteriores; no obstante es uno de los compositores más solicitados del actual panorama.

Bendito descanso. Dos de dos: La Venus de las pieles y este The Monuments Men y me faltan por escuchar Philomena, El Gran Hotel Budapest y la mayor y más angustiosa, en el buen sentido, incógnita que tengo este año que es la música de Godzilla de Gareth Edwards.

Pero vamos a lo que vamos. Primero escuchad este tema y decidme que os inspira, si no os dan ganas de tararearlo e incluso marchar con él. ¿A que sí?  Y así, tantos y tantos temas que allende a los mares coexistían amistosamente, dando igual si fuesen sinfónicos, electrónicos o hendogámicos. Coexistían antes que unos señores con el piloto automático irrumpieran para despersonalizar la música y ya de paso quitarle la importancia que hasta ese momento había tenido. Cierto, cierto, estoy generalizando. Qué hay casos, casos, a mí también me gustan muchas bandas sonoras de la new age.

¿Terminásteis de escuchar el tema, no? Ya veis: una marcha poderosa, optimista, inspirada a más no poder, de carácter festivo, triunfal y alegre. Es el tema  de este grupo de hombres que decide recuperar las obras de arte robadas por los alemanes en Europa durante la II Guerra Mundial. Maurice Jarre, Elmer Berntein, Elmer Bernstein, Maurice Jarre. A unos les sonará uno u otro. Yo me quedo con las poderosas orquestaciones y ese espíritu enfático y festivo que caracterizó compositor francés en la mayoría de su carrera.Pero también vislumbro el desenfado y carácter triunfal con los que inundó Bernstein sus grandes marchas. Es que hay tanta música aquí…

Desplat saca máximo provecho de este tema, haciendo que sea la bandera de las victorias y las derrotas de estos hombres. Habrá variaciones más intimistas preciosas… …pero escuchad el disco, que no voy a poned todos los temas.

Ahora escuchad este tema ¡Salve Dios victorioso John Williams! Otra marcha igual de poderosa y contundente, que encierra el mal en sus entrañas. Tema dedicado a los alemanes, también acertadamente repercutido a lo largo de la partitura y sacado el máximo provecho. Al final se en una lucha entre ambas fuerzas. Como me gusta el resultado…

Ahora podría hablar del delicado y sutil tema de las obras de arte, el más frágil de todos. Los es porque es lo que hay proteger y es protagonista indirecto de la peli.

Temas secundarios como el del ejército ruso, el de amor o el del ejército aliado, también exultante.  Y todos confluyendo hacia ese final. Pues eso. Motivos y más motivos, trabajados y más trabajados, se nos está contando una historia y estamos oyendo música. Retrospectiva ochentera total, lo sé. Como la película vamos.

Poderosas marchas militares emulando a las de las películas bélicas de la época clásica, un lirismo exacerbado para poner el contrapunto dramático derivado del más puro estilo williamsiano

Y más o menos esto es lo que hace el Sr. Desplat, que por cierto tiene un cameo en la película: música de cine, de la que se escucha, de la que se siente, de la que se vive, de la que le da a este arte la categoría que ha ido perdiendo en las últimas décadas en post de una música cada vez más industrial y caricaturesca.

¿Qué es John Williams, qué es Maurice Jarre, qué es Elmer Bernstein, qué es Alexandre Desplat? Es música de cine y punto. Bienvenido querido arte.