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Al Salir del Cine: «Rio 2»

Escrito por , el 27 abril 2014 | Publicado en Apuntes

Sobre la película….

El terreno de la animación ha alcanzado en los últimos 10 años un nivel de excelencia que va a ser difícil de superar. El principal responsable se llama Pixar y otras compañías aún viven al resuello de ella. Sin embargo, es de admirar y de agradecer que algunas como Dreamworks, lejos de amilanarse por el poderío de aquella, haya querido superarse ofreciendo películas de animación tan notables, por no decir sobresalientes, como Cómo entrenar a tu dragón o, incluso en un escalón más abajo, la saga de La edad de hielo o ésta misma que nos ocupa.

La saga Río no es la gran saga de animación que todos deseamos ver, más aún si la comparamos con aquellas, pero dentro de este género en particular y del cine de evasión en general son películas bastante loables y dignas que son capaces de entretener y poner de acuerdo tanto a padres como a hijos.

Sus personajes tampoco son todo lo carismáticos que podrían ser y ni mucho menos tienen la repercusión social que hayan tenido otros de la misma compañía como Shrek o Scrat pero tampoco resultan ofensivos, ñoños, cursis o anodinos. Juegan con los tópicos del personaje de animación de forma correcta, sin dar de más pero tampoco sin quitar. Es este uno de los principales motivos por lo que creo que esta saga no ha trascendido más allá de lo meramente  artístico y de su vertiginoso y conseguidísimo ritmo.

Más a allá de cualquier excelencia técnica o artística lo que diferencia esta saga de otras películas es el inmenso cariño con la que está hecha. Si Río era una carta de amor a corazón abierto hacia la ciudad de Río de Janeiro, sus carnavales y sus gentes, Río 2 lo es hacia su selva amazónica, sus paisajes, su fauna y su flora. Constituyen así ambas un hermoso y cálido díptico en el que se homenajea y se canta a las dos grandes señas de identidad de Brasil. Carlos Saldanha puede sentirse orgulloso de estos trabajos.

Pocas diferencias encontramos en esta segunda parte, salvo que la acción se sitúa esta vez en la citada selva amazónica, algunos personajes secundarios no muy relevantes (como los hijos de la pareja de guacamayos y otros bastante más, pese a su breve aparición, como el desternillante oso hormiguero) y su carácter casi de musical al contener muchos y variados números de esta índole. De nuevo el ritmo, el colorido y el carácter festivo vuelven a fluir por los fotogramas de esta película.

Sobre la banda sonora….

No hay nadie que entienda hoy en día los cánones por los que se mueve la animación como John Powell. De hecho, se ha convertido en el músico por excelencia de multitud películas animadas aportando un aire freso y desenfadado al género.

Los que estamos acostumbrados a un Powell enérgico, desatado y efectista en el mejor de los sentidos nos quedamos algo extrañados cuando nos encontramos en la primera película de esta saga con un trabajo excesivamente contenido y carente de la fuerza, garra y ritmo que pedía la propia historia.

Nos encontramos así con ritmos muy suaves pero tampoco muy inspirados y que pecaban de un conservadurismo impropio del compositor. Bajo mi punto de vista se quedaba en lo anodino, sin desarrollar apenas siquiera sus prometedores temas principales.

En esta segunda parte vuelve a utilizar los citados temas pero desarrollándolos un poco más y haciendo que adquieran más relieve e importancia y con ello conseguir un dibujo mucho más definido del que consiguió en la primera parte. Resulta pues un trabajo ligeramente más elaborado e inspirado que el anterior pero sin llegar tampoco a subyugar o hipnotizar y darnos lo que, tal vez en demasía, muchos exigimos del compositor.

Destaca esa cadente bossa nova del principio, Batucada Pagode, alegre canto a la ciudad del Río, el resultón tema de Nigel, el villano de turno, magníficamente desarrollado en Sideshow Freaks o incluso ese deliberadamente trágico y grandilocuente tema de amor entre éste y la rana venenosa en Romeo´s and Juliet´s Unfotunate Demise,  paródica y desvergonzada proyección del Adagio for Spartacus que acompaña a Scrat en su incesante persecución de la bellota en las películas de La Edad de Hielo para poner esa nota de humor irreverente con el que el americano suele adornar a los personajes más esperpénticas de sus creaciones animadas.

Pero dónde podemos escuchar al Powell más inspirado es en el gracioso y ágil Travelling Family o a ese Powell desatado que juega como nadie con sus temas centrales en el fabuloso Battle for the Heart of the Forest.

Una banda sonora, en definitiva, muy correcta, agradable de escuchar, festiva y alegre que prefiere acompañar desde el no riesgo que desde el riesgo.

Hubiese preferido relamerme los oídos, sinceramente.