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Al Salir del Cine: “Drive”

Escrito por , el 17 enero 2012 | Publicado en Apuntes

Resulta sorprendente los grandes esfuerzos que a veces se hacen en el cine para contar algo que es la mar de sencillo. Es precisamente el cine de corte más independiente el que a veces logra esa portentosa expresividad de lo que se quiere contar a través de los recursos mínimos.

Drive pertenece a esa clase de películas, pero es mucho más que eso. Es una poderosa historia de amor en medio de un caos de venganza, mafias y asesinos. Y su director no nos lleva ahí a través de espectaculares escenas de acción ni grandes diálogos sino a través de la verdad de sus personajes y todo un juego de apabullantes gestos y miradas que hablan mucho más que mil palabras juntas.

Drive es conocer lo desconocido, es prolongar tu aguijón si te sientes acorralado o atacan a tu bien más preciado. En medio de todo ello un sobresaliente Ryan Gosling, espléndido en su templanza, en cada gesto vigilante cuando hace “su trabajo” o cuida de los que le importan, o una frágil Carey Mulligan cuya mirada busca insistente y dulcemente a alguien que simplemente le cobije, de cuidado y le quiera, o un extraordinario Albert Brooks tan implacable en proteger a los suyos como sensible a la hora de saldar sus cuentas.

Emulando a las grandes películas de culto de los 70, con un tipo de héroe rudo y parco en palabras pero profundamente romántico y emocional con la chica y con una estética retro (de la que habla mucho sus títulos de crédito) de ciudades vacías, noctámbulas y taciturnas la película desnuda a sus personajes con enorme templanza y sumo cuidado, protegiendo su fragilidad, su intimidad y su porvenir. Nicolas Welfen Refn nos ha regalado una película sencilla en su premisa pero poderosa y elaborada en su forma de contarlo. Una nueva peli de culto.

La Música

La música es un aspecto de la película muy ligado a ésta. No es una simple música de relleno que sirva para ambientar (que de hecho lo hace, pero de una forma muy particular); es el músculo que marca los tiempos emocionales de los personajes, y la que nos informa de lo que subyace en las acciones (y gestos y silencios) de éstos, y de lo que está por venir de acuerdo a la dinámica de la historia.

Es pues, el corazón de la película. Sabemos lo que hay, sabemos lo que pasa porque su tono calculado y preciso así nos lo muestra. Lo que nos informa realmente de que pasa realmente y a qué está abocada la historia es la música.

Una música que, como no podía ser de otra manera viniendo del compositor del que se trata (Cliff Martínez), se impregna de sonoridades electrónicas y sintetizadas que sientan tan bien, y se complementan de forma tan perfecta con las imágenes de la película, el espíritu de ésta y la época que de alguna manera intenta emular.

Este tipo de música siempre ha sido perfecta para trazar atmósferas etéreas, difusas, de gran nocturnidad y aparente calma en la que los personajes vagaban solitarios por una ciudad en busca de compañía o para saldar sus cuentas. Este es el caso, pues Martínez construye una música que se impregna de ese espíritu retro setentero de personajes sonámbulos por la gran urbe. Pero es mucho más que esa mera ambientación: marca el ritmo de la trama y el devenir de los protagonistas, como hemos comentado.

Cualquiera que se acerque por primera vez a esta banda sonora le puede chocar esas texturas frías, distantes que impregnan esta película. Para cualquiera que se acerque de forma superficial a la peli puede creer que esta es una banda sonora de acompañamiento más, que sirve para ambientar.

Musicalmente no es nada del otro mundo, y tal vez fuera de la película perdería todo el significado, pero dentro de ésta se convierte en un poderoso elemento que da sonido a los silencios de los protagonistas.

Mención aparte tenga las canciones, todas cuidadosamente elegidas. No sólo refuerzan ese aire retro de película, también resultan (a través de su letra y su tono) tremendamente significativas del momento que musican. Véase el tema disco Nightcall de Kavinsky, en la que una pegadiza electrónica le da un adecuado tono urbano a la película y nos ayuda a introducirnos en la historia del personaje, o el estupendo Real Hero de Collage para el único momento de liberación y paz del protagonista y que se erige como uno de los grandes momentos románticos de la cinta.

ATENCIÓN: COMIENZO DE SPOILER

 

A destacar también el sugerente Under your spell de la cantante Desire, también de carácter romántico y tono algo despreocupado y desenfado para una de las grandes escenas de la película. En ella se verá reforzada la figura de héroe romántico del protagonista pero con una descarnada crueldad, pues éste se verá desnudado ante su amada por la salvaje acción que comete.

Pero sin duda una de las fusiones más sobrecogedoras que se da entre imagen y música es la conseguida por la canción Oh my love de Riz Ortolani, en la que la sentida y cálida voz de Katyna Ranieri hace palpable el profundo dolor que siente el protagonista al tener que renunciar a su amada, a la vez que constituye un verdadero acto de fe y justifica todas las acciones que ha cometido (y va a cometer). En el fondo es una escena realmente dramática y dura pese a su romanticismo.

 

ATENCIÓN:FIN DE SPOILER

Estas tres canciones mencionadas nos hablarán pues de tres vertientes del héroe romántico muy contrastadas: el del héroe que es capaz de disfrutar junto a los suyos de agradables momentos, el del héroe que tiene que mostrar su verdadera naturaleza animal para poder sobrevivir (y que lo hagan los suyos) aunque ello suponga el rechazo de éstos, y el del héroe abnegado y trágico cuyos actos de renuncia constituye muchas veces la forma más pura y sincera de amar (y que en este caso tiene un hermoso aunque triste sentido poético).

Conclusión

Nos metemos así en un mundo dónde es imposible escapar y dónde es imposible amar (aunque este sea el acto más liberador del mundo), un mundo en el que cada ser sigue su propia naturaleza, sus propios instintos y esta música de corte evocador, moderno y también triste contribuye a ello. Un mundo con héroes de los de antes que se mueven a ritmo de una música que parece que va con su carácter frío y distante. Nada más lejos de la realidad. Por cierto ¿recordáis la fábula de la rana y el escorpión?