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Al Salir del Cine: «Crimson Peak»

Escrito por , el 31 octubre 2015 | Publicado en Apuntes

Nadie como Guillermo del Toro para llevar a la gran pantalla una historia de casas encantadas y fantasmas y nadie como él para trazar una alegoría sobre esos otros fantasmas que dominan la vida de las personas y los hacen ser como son. Ese al menos parece haber sido el propósito de esta superproducción de impresionante diseño de producción pero guión algo simplista y maniqueo que vista ciertos lugares comunes de los romances de época y las obsesiones.

Edith Cushing (Mia Wasikowska) es una joven decidida e impetuosa que sueña con ser escritora. Su trabajo pronto captará la atención del joven Thomas Sharpe (Tom Hiddlestone) recién llegado de Europa en busca financiación para su invento, una máquina que extrae arcilla roja. Acompañado por su misteriosa hermana Lucille (Jessica Chastain), Sharp conquistará el corazón de la joven Edith y viajarán su país natal para vivir en una misteriosa y siniestra casa que pronto irá desvelando sus truculentos secretos.

Llama poderosamente la atención el uso de unos efectos especiales al más puro servicio de ensalzar, lo fantasioso, lo grotesco y lo misterioso y que estarán siempre muy por encima del romance, la historia e incluso de los propios personajes. Es así una película claramente descompensada y descuidada en su narrativa y aunque en su intención esté remarcar la sórdida relación establecida entre los tres personajes principales ésta siempre queda fagocitada por el poderoso imaginario visual del director y su invitación a sumergirse en lo siniestro.

Otros aspectos a destacar es la sólida presencia de sus tres grandísimos actores de los que la película se beneficia notablemente gracias a la fuerza y el carisma que proyectan. Icónico resulta también ese barroco y cuasi grotesco diseño de la casa en la que cada rincón parece cobrar vida propia.

Uno de los motivos centrales de la historia, como hablábamos, es el romance surgido entre Edith y Thomas Sharpe, inanemente planteado en la película pero fantásticamente reflejado en la música de Fernando Velázquez, al menos en lo que se refiere en su radiante tema principal del que el compositor no saca todo el provecho del que se podría esperar. Acompaña a este tema principal otro de carácter más siniestro, decadente y bastante afligido para la casa del que, incomprensiblemente de nuevo, el vasco no sabe explotar en toda su esencia hasta el epílogo.

Las líneas que sigue pues la banda sonora son de un romanticismo decadente, a ratos bellísimo, a ratos descorazonador, pero muy descompensado con respecto a otras partes más incidentales las cuáles resultan inanes y carentes de vida o lo más alarmante….prácticamente inexistentes. Es pues una banda sonora mal hilvanada, pobremente cohesionada y que depende en exceso de ese magnífico tema principal.

Pese a ello, el film consigue impregnarse de ese fatalismo romántico que es el que entiendo se buscaba desde un principio.