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Al Salir del Cine: “The Amazing Spider-Man 2”

Escrito por , el 5 junio 2014 | Publicado en Apuntes

Sobre la película…

La segunda parte de The Amazing Spider-Man vuelve a crear controversia. No seré yo el que cree una estéril discusión de si era necesario o no un nuevo reboot de nuestro hombre arácnido favorito pero me agrada el enfoque intimista y humano que Webb le ha dado a sus personajes y que difiere con el más caótico y estrambótico que Sam Raimi, también con sus aciertos y sus fallos, supo darle a la anterior franquicia.  Marc Webb no es todo lo resolutivo que fue Raimi en sus películas, sobre todo en la segunda, pero sabe aunar espectáculo y dramatismo de una forma completamente natural, acercando más los personajes al espectador de lo que lo hizo Sam Raimi.

Evidencia la citada falta de experiencia en su narrativa y a la hora de ensamblar ciertas escenas, siendo algo perenne e inane a la hora de crear tensión, terror o suspense. Pero hace gala de una entrega abnegada y sincera hacia sus personajes, villanos incluidos, dotándolos de un inusual sentido trágico que los engrandece como seres que forman parte de algo que va más allá de un mero espectáculo palomitero.

Como hándicap nos encontraremos la actuación de algunos actores, como la de Jamie Fox, no todo lo convincente e inquietante que debiera o un Andrew Garfield que, pese a mejorar notablemente respecto a la primera parte, sigue sin la capacidad de trascender emocionalmente a su personaje evidenciando un aún escaso bagaje artístico. Todo lo contrario que una Emma Stone que demuestra, una vez más, una sorprendente madurez a la hora de abordar un personaje que sería fácil cayese en el victimismo o el empalagamiento siendo su afectuosa relación con Peter uno de los puntos fuertes de esta segunda entrega.

También nos encontramos con escenas torpemente resueltas o simplonas, sencillamente, como la creación de Electro o una anecdótica aparición de Rhino que tiene más nupcias de ser un careo o más que un evidente preaviso de su aparición en la tercera parte que un aporte sustancial a la película. Por el contrario, llama la atención escenas fenomenalmente resueltas con una loable trascendencia dramática como la presentación en sociedad de Electro o, sobre todo, cierto final que no comentaré. Aquí Webb se revela como gran creador de microcosmos emocionales que engrandecen y ennoblecen el ya manido mundo de superhéroes.

Otro de los rasgos distintivos de esta película es su más que probada ambición, demostrada por un abusivo uso de villanos y un reforzamiento de la acción que a veces resulta estridente y excesiva. Pese a lo desproporcionado de su megalomanía Webb consigue finalmente que las historias personales sobrevivan a tanto fuego de artificio y que el conjunto adquiera un personal encanto.

Sobre la banda sonora…

Un servidor es fan absoluto del trabajo minucioso y detallado que hizo James Horner para la primera parte. Su música potenciaba el drama inherente al film y dibujaba a un Spider-Man marcado por sus tragedias familiares. Sabía aunar lo íntimo con lo heroico y fantasioso y, aunque no fuese excesivamente destacado en lo musical, si que aportaba un cariz más serio y responsable a lo manejado a la música de superhéroes.  Por este motivo no entiendo que se cambiase de compositor o, en este caso, de compositores.

Tal vez con la intención de darle un aire más moderno y actual se contrató a un músico del prestigio de Hans Zimmer, acompañado en sus labores de Johnny Marr y Pharrell Williams. Dicho y hecho.

Pero recordemos, antes de nada, muy brevemente lo hecho por Horner. Mientras éste acudía a fuentes más recurrentes para trazar un drama más sutil y de estilo más clásico y conservador Zimmer y compañía recurren a la electrónica y puntuales fusiones con lo orquestal para construir un score de aire más sofisticado y urbano que convierten a Spidey en un héroe del siglo XXI. Queda ligeramente relegado ese aspecto más dramático a favor de una música más fresca y dinámica que enfatiza la acción y el peligro pero también el intimismo a través de un cautivador e inspirado tema de amor.

Constituye así una banda sonora bastante completa que merece ser analizada en sus rasgos más distintivos. Su tema principal es espectacular pero no es explotado lo suficiente, tal vez debido al poco protagonismo de Peter Parker en esta segunda película. Amén de revelar poco sobre la personalidad del personaje y rescatar sólo su aspecto heroico resulta extremadamente genérico siendo el creado por Horner mucho más sutil y elaborado.

Los temas para los villanos, junto al citado tema de amor, son lo más destacado de este score. Gracias en buena parte a ellos el misterio y el peligro quedan mucho mejor encauzados y están mejor definidos. Apoyándose en un furibundo uso de la electrónica y una suerte de rock alternativo conforma la esquizofrénica y siniestra personalidad del Duende Verde, dándole una inquietante y fantasmagórica impronta al supervillano. Cierto es que sus atrevidas formas hablan más que su contenido pero no por ello deja de ser algo digno de reconocimiento. El riesgo hoy en día no es valorado.

Algo parecido pasa con el tema de Electro, verdadera alma máter de esta banda sonora. Estamos hablando de un tema que conoce una génesis extraordinaria y le dará una entidad única y sumamente original al personaje. Pasa instantáneamente a ser un clásico moderno. Conoceremos su evolución a través una minimalista incursión melódica que ya nos anuncia que tenemos delante una persona desequilibrada y que irá tomando forma hasta derivar en un rock psicodélico con acertadas y exacerbadas incursiones de la guitarra eléctrica para designarnos, además, ese poder de manejar la electricidad de este ser. Lo más notable será la introducción de unas espeluznantes voces que subrayarán el enorme grado de psicosis y de delirio que padece este personaje. Queda así configurada una personalidad paranoide y desquiciada cuyas ansias de notoriedad son a su vez expuestas por una música que llega alcanzar cotas operísticas.

Este recurrente uso de  sonoridades electrónicas en los temas de los villanos es tan desmesurado como justificado y les dará un carácter surrealista y agónico que a su vez hará que la banda sonora adquiera una personalidad propia, alejada de cualquiera de los cánones para música de superhéroes hecha hoy en día. Algo prácticamente impensable. Por si fuera poco, Zimmer hace algunos esbozos de otro tema que parece cobrará relevancia en la tercera parte, el de Rhino, de nuevo con un potente y persistente rock como protagonista. Queda así trazado las constantes del delirio y el caos que gobernarán la banda sonora y azoten los temas más positivos para Spider-Man y Gwen.

El resultado es una música que huye del hieratismo y la pacata funcionalidad del universo marvelita y del cine de acción en general ofreciendo un espectáculo completamente innovador y bastante arriesgado que posiblemente espante a los amantes de la melodía y estilos más clásicos y atraiga a aquellos que creían que ya estaba todo inventado en la música de cine.

El remate a tan conseguido trabajo lo pone el citado tema de amor, de corte más intimista y clásico, muy sencillo y bello, y que actuará a modo de válvula de liberación del personaje principal ante tamaño clima de destrucción. Conoceremos su máxima expresión en el radiante “We´re the best friends”, zénit de la banda sonora y casi de la película.