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Al Salir del Cine: “Noah”

Escrito por , el 30 mayo 2014 | Publicado en Apuntes

Sobre la película…

Todo parece apuntar nada más empezar la película que vamos a asistir a un espectáculo de proporciones bíblicas, nunca mejor dicho. Advertimos imágenes de gran contundencia y poder visual, altamente sugestivas como todo lo relativo a la evocación de la creación del hombre y a las visiones del propio Noé. Vemos el inconfundible sello de su director, Darren Aronofsky,  en el que las formas son rotas a favor de un férreo simbolismo pero…. nada más lejos de la realidad.

Todo se difumina en el momento que se construye el arca y los protagonistas se ahogan en un discurso narrativo y estilístico vacío, carente de cualquier atisbo de personalidad y que no dejará contentos ni a los que perseguíamos una visión más provocativa y visceral del mito de Noé ni  a los creyentes más fervientes que podrían haber visto en esta película una nueva proyección del que fue el primer “gran hombre”. Incluso si esto último hubiese estado bien hecho creo que sería intrascendente debido a las múltiples películas hechas sobre el Viejo Testamento.

Lo primero hubiese sido lo más deseable pues se contaba con un director experto en poner a sus personajes principales al límite ante el conflicto que supone el impulso surgido de su parte animal e instintiva y la parte más cabal de su lado humano. Noé parece finalmente alguien con un interminable estreñimiento que a una persona sobrepasada por sus dudas.

La película queda totalmente constreñida, entregada a su propia laxitud y falta de concreción de su propuesta. Imagino que presiones de los jefes serán las que hayan determinado que una película que empieza con un estilo visual completamente personal y único como el de Aronofsky termine convirtiéndose en un simulacro de familia atrapada en un búnker con unas ideas existenciales carentes de interés.

Y ante este panorama poco creo que pueda haber hecho su compositor…

Sobre la banda sonora…

Este es un claro ejemplo de cómo la música se puede ver lastrada y perjudicada por la propia película. Partimos de un músico de la personalidad y la impronta de Clint Mansell que, aparte, trabaja para su director fetiche. Todo comienza de forma brillante con un contundente y brutal tema con el que situarnos en los primeros albores de la humanidad. Es un tema tan simple como efectivo. Un motivo que denota a un Dios furioso y aseverativo que castiga a los hombres por sus continuas faltas y carencia de fe en él. Lo podemos escuchar en In The Beginning, There Was Nothing donde, aparte, confluyen el resto de motivos que serán protagonistas.

Mansell opone a este tema uno para Noé, de carácter más bondadoso y pastoril pero que adquirirá tonos oscuros conforme la figura de ese Dios inmisericorde vaya minando su parte humana. Lo escuchamos en The End Of All Flesh Is Before Me donde, aparte, habrá un duelo con un manido y rutinario tema para el mal.

Lo que más me llama la atención de este trabajo es ese carácter primigenio y arcaico con el que compositor quiere pincelarnos la era de la creación del hombre. Lo hace en base a un furibundo y abrasivo uso de la percusión, en especial los metales, con la inestimable ayuda de las cuerdas, las cuáles consiguen de forma notable y original situarnos en los primeros albores de la humanidad.

Los resultados no pueden ser más estimulantes: tenemos, por un lado, a un Dios que vierte toda su ira contra aquellos que se han atrevido desafiarle y contravenir sus designios y, por otro, esa impronta ancestral que tan bien caracteriza a la película y que la convierten el principal reclamo para disfrutar mínimamente de este disco. Una época, en  definitiva, de agitación y violencia en la que los escasos atisbos de bien tendrán que sobreponerse y sobrevivir.

Otros temas como el del arca resultan espectaculares y el compositor imprime toda su fuerza pese a resultar algo desdibujados y carentes de una estructura coherente. Escúchese, entre otros, Make Thee An. Mansell consigue así, en sus primeros temas, una partitura con su inconfundible sello. Tenemos ante nosotros la que parece una obra estilosa que, además, se aleja notablemente de los cánones habituales de la música para este tipo de producciones. Y, de nuevo, nada más lejos de la realidad…

Todo se vuelve insustancial y anodino una vez que los protagonistas se meten en el arca. La música se convierte en un acompañamiento sugerente pero inútil. Los a priori atractivos temas parecen titubear entre las maderas del arca sofocando la genialidad de su propuesta y mostrando más un loable esmero por salir del paso que un resultado satisfactorio. Se sigue advirtiendo el estilo del compositor pero la inspiración y determinación que tenían los primeros temas quedan disipadas.

Poco creo que se le pueda achacar a Mansell pues no deja de ser casualidad que el detrimento en la calidad de la música coincida con el de la propia película.

El resultado final es una música de textura rica y poderosa pero efectista e infructuosa en su cometido. Tal vez la desestructuración de sus temas, otro hándicap, se deba a la misma sensación de caos que se pretende conseguir pero aún así llegan a ser irrelevantes. Más allá de transgredir o provocar como hacen muchas banda sonoras suyas resulta errática, anticlimática y lo más raro en él, conservadora y completamente industrial.