¡Felicidades Maestro! (81 years making History)
El Maestro John Williams cumple hoy la nada desdeñable cifra de 81 añetes, todo un abuelete, sea dicho de paso, con cara de bonachón (casi podríamos vestirlo de Santa Claus y daría el pego, eso si, alargándole la barba un poquiño, ¿no?).
81 años que celebrará con una nueva nominación a los Oscar por su excelente trabajo para Lincoln, de su amigo Steven Spielberg. Gane o pierda, que es lo de menos, lo que si importa es que, como los buenos vinos, sigue manteniendo el buen sabor de un Gran Reserva, dejando a gran parte de lo que se hace hoy día como simples vinos de mesa (que por otro lado, baste decir que también hay muy buenos vinos de mesa, ¿verdad?). La pena es que ya no nos quedan muchos Grandes Reservas, Ennio Morricone y poco más, con Schifrin, Morris o Rosenthal reitrados, o David Shire en Broadway.
Lo comentaba el año pasado con varios amantes del cine y la música de cine, cuando el Maestro cumplió 80 años; si la Muerte hubiera decidido llevarse al último de los mohicanos de la última época dorada del cine, el epílogo final de War Horse (toda una oda al cine de toda la vida, donde Spielberg cede el protagonismo a su colega de fatigas musicales) hubiera servido de magnífico epitafio final para John Williams, un testamento musical que cerraría brillantemente una de las mejores carreras musicales que hayan existido.
Soy y siempre seré más de Jerry Goldsmith, es una cuestión subjetiva de gustos y preferencias, pero si es de recibo decir que nadie, y con una seguridad del 1000% (si, del mil), ha creado tantos motivos musicales tan memorables, retentivos y universales (y subrayo universales como sinónimo de estándares musicales) como John Williams. Baste simplemente cinco ejemplos: Superman, Jaws (Tiburón), Indiana Jones, Star Wars y E.T. Y casi seguramente pudieramos añadir más, pero esos cinco son realmente universales. ¿Quien no puede tatarear ninguno de esos cinco temas?
Así que, como decía el Mota… ahora vas y lo cascas. Lo dicho… Felicidades Maestro.
